Pol Morillas, director del CIDOB, junto a otros investigadores del think tank, en Barcelona

Pol Morillas, director del CIDOB, junto a otros investigadores del think tank, en Barcelona

Política

Las resistencias al populismo provocarán “un revulsivo democrático”

El CIDOB disecciona los nuevos movimientos en Europa con la convicción de que la institucionalización los convierte en nuevos actores que buscan el poder

9 enero, 2019 00:00

¿Qué hacer con Vox, con los partidos de ultraderecha en Europa? En cada país se ha tomado una solución distinta. En Austria, con partidos que han formado parte del gobierno, y en la oposición, la ultraderecha se ha institucionalizado. Y, por tanto, ya forman parte del paisaje. La nueva ola de esos movimientos populistas, sin embargo, provocarán “un revulsivo democrático, resistencias que no se contentarán con defender el estatus quo, sino que plantearán una nueva agenda democrática”. Ese es el mensaje del CIDOB, el think tank centrado en la política internacional, que ha diseccionado los nuevos retos que debe afrontar en 2019 la comunidad internacional.

Los analistas del CIDOB consideran que las instituciones europeas se encuentran en una encrucijada. “La Unión Europea ha sido un gran invento, pero con estructuras que deben adaptarse a una nueva realidad, caracterizada por fuerzas políticas de signo populista que piden alternativas”, señala el director del think tank, Pol Morillas.

Una niña sostiene un cartel que pide parar el brexit / EE

Una niña sostiene un cartel que pide parar el brexit / EE

Una niña, con un cartel para parar el Brexit

Gobernar las instituciones

Pero, esos partidos ¿quieren cargarse esas instituciones supranacionales? “Ahora no, si bien Marine Le Pen hizo campaña en las anteriores elecciones europeas en contra de la UE, para trabajar desde dentro, ahora lo que se desea es dominarla, tener el poder”, asegura Carme Colomina, investigadora especializada en la UE en el CIDOB. Es decir, esas fuerzas políticas lo que plantean son alternativas para gobernar esas mismas instituciones, aunque eso puede provocar que se hagan ingobernables.

Ese es el reto que se deberá afrontar en las próximas elecciones europeas, que se celebrarán a finales de mayo. Con nuevos partidos populistas y de ultraderecha, que no tienen claro cómo se organizarán, la formación de mayorías para dirigir la Comisión Europea, para liderar las instituciones europeas, se hará más compleja y difícil. Sin embargo, eso no quiere decir que partidos como Vox, precisamente, carezcan de estrategia. “Eso ha cambiado, y existe una organización, una colaboración, con estrategia, y recursos, una especie de internacional populista, y eso se ve claro con Vox, que se mueve con una estrategia clara”, insiste Colomina.

Santiago Abascal junto a Francisco Serrano después de las elecciones andaluzas / EFE

Santiago Abascal junto a Francisco Serrano después de las elecciones andaluzas / EFE

Abascal y Serrano, los dirigentes de Vox

Oposición al populismo

La cuestión es que ante esa especie de “internacional populista de derechas”, como define el CIDOB ese movimiento, se puede producir otra acción en paralelo de carácter contrario. Se trata, según el informe del think tank, de “una nueva cultura del pacto, en la que los grupos como los verdes --teniendo en cuenta las elecciones al Parlamento europeo-- erigidos en muchos casos como la principal oposición al populismo y al repliegue y algunos sectores de la izquierda no socialdemócrata, que capitalizan la indignación por el aumento de las desigualdades, adquirirán más protagonismo”.

Por ello, “cuánto más fuerza adquieran los movimientos regresivos, más dinamismo y amplitud adquirirá una resistencia que ya no se contentará con defender el estatus quo anterior sino que planteará una nueva agenda democrática. El trabajo en red y la combinación entre mecanismos tradicionales de movilización social y nuevas tecnologías marcará el avance en la consecución de esta agenda”, se asegura en el documento que recoge las diez cuestiones que marcarán la agenda global a lo largo de este año, con un papel central para el Brexit, que se puede “enquistar” y afectar a toda la política europea.

El problema para el conjunto de Europa, como reitera Morillas, es que los mecanismos para paliar y resolver la crisis económica de los últimos años “han funcionado”, pero con la configuración de nuevos actores políticos, la estructura institucional se resiente y debería adaptarse en los próximos años. Eso es lo que han puesto en cuestión los partidos populistas y de extrema derecha, que ahora ya no quieren cargárselo todo, sino gobernar esas mismas instituciones.