A pocos meses de finalizar su mandato electoral, a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se le acumulan las promesas incumplidas frente a una parte importante de su electorado. Su lista de contrarios y desencantados no deja de crecer. También entre grupos supuestamente afines a la exactivista. Uno de ellos son los colectivos ecologistas, que junto a los vecinos de Sant Adrià del Besòs (Barcelona) llevan años en pie de guerra luchando contra la incineradora del Besòs. Denuncian la contaminación y los malos olores que genera, a lo que se le suma la falta de transparencia de la empresa pública que gestiona la planta, según denuncia la plataforma vecinal Airenet.
La incineradora del Fórum está gestionada por Tersa, una empresa municipal de eliminación de residuos urbanos, que está en manos de Barcelona de Serveis Municipals (B:SM) en un 59% y del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB), dos entidades bajo el control del Ayuntamiento de Barcelona. El consejo de administración está presidido por Janet Sanz, cuarta teniente de alcalde y concejal de Ecología, Urbanismo y Movilidad. En el ente gestor figuran también como consejeros Eloi Badia, concejal de Presidencia, Agua y Energía, y Frederic Ximeno, Comisionado de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona.
Peligro medioambiental
Los ecologistas llevan años solicitando el cierre de la incineradora. Según ellos, la quema no es un sistema ecológicamente sostenible para tratar residuos. Julio Barea, responsable de campañas de Greenpeace, afirma a este medio que las incineradoras no eliminan al completo los restos. Según él, un 30% se convierte en cenizas tóxicas y peligrosas que deben ser depositadas y almacenadas en un vertedero especial. En su día, los activistas habían denunciado la fuga de estos residuos peligrosos en la incineradora de Tersa por las malas condiciones en las que se encontraban los sistemas de transporte y descarga, tal y como se puede apreciar en el vídeo.
La ley establece la obligatoriedad de asegurar una descarga hermética, un hecho que ahora sí se cumple. Las mangas están cambiadas y se está vigilando el sistema de descarga de cenizas, según fuentes consultadas.
Pero este no es el único problema medioambiental provocado por la planta. También genera gases tóxicos como las dioxinas, que no repercuten únicamente a esta zona, sino que se expanden [y contaminan] a lo largo y ancho del territorio. Según la plataforma Airenet, la incineradora del Besòs también emite las siguientes sustancias contaminantes:
Sustancias emitidas por la incineradora del Besòs / AIRENET
Promesas incumplidas
Barea afirma que la incineración es una de las técnicas de eliminación de residuos “más caras” y contaminantes que existen. En otros países se opta por enterrarlos, una política que tampoco respeta al medioambiente. En su lugar, desde Greenpeace indican que se debe avanzar hacia la generación de cero residuos mediante las tres erres: “Reducir, reutilizar y reciclar”.
Antes de llegar al poder, el partido de Ada Colau mostraba una completa sintonía con esta política verde. En su programa electoral de 2015, Barcelona en Comú proponía “adoptar una estrategia de Residuo Cero con el objetivo de reducir los residuos, aumentar la recogida selectiva y no llevarlos a incinerar a finales de legislatura”. Pero la realidad dista mucho de lo prometido en campaña. La incineradora funciona a pleno rendimiento desde la llegada al poder de los comunes, con una casi imperceptible reducción durante este último año.
Movilizaciones contra la incineradora
Por ello, vecinos de la zona y ecologistas se han movilizado en diversas ocasiones para exigir el cierre paulatino de la planta del Besòs. La última, el pasado 1 de diciembre, aglutinó a Greenpeace, Ecologistes en Acció, la plataforma Airenet, els verds de Badalona y otras siete asociaciones bajo el lema Defendamos nuestra salud, la contaminación mata.
Exigen, entre otras cuestiones, la “elaboración de un plan de cierre de Tersa”, un compromiso que todavía no han conseguido arrancar al consistorio. Esta política contrasta con el anuncio que hizo el Ayuntamiento de Madrid este año, que anunció el cierre definitivo de la planta incineradora de Valdemingómez en 2025.
Opacidad en la gestión
Más allá de la propia existencia de la incineradora del Besòs, la plataforma Airenet lleva años denunciando la falta de transparencia de la empresa Tersa, a la que acusan de mentir en reiteradas ocasiones. Con información de una auditoría interna, la plataforma vecinal lamentó que la planta calculara en base a un algoritmo la temperatura a la que quemaban los residuos, en vez de medirla, tal y como obliga la ley. “El informe de Tersa sostiene que se rigen por una temperatura calculada de acuerdo a un algoritmo, lo cual conforma una infracción a la ley que regula la actividad de la incineración de residuos” afirmaban en una carta enviada a Janet Sanz.
Las sospechas de los activistas es que la empresa municipal quemaba los residuos a temperaturas inferiores a las establecidas por la ley, fijada en 850 grados. Silvina Frucella, portavoz de Airenet, afirma que Tersa “ha gastado en lo que va de 2018 un 103.6% más de gas natural y un 74.6% más de carbón activo para sus filtros que en el mismo periodo del año anterior”. Ello confirma, según ella, las sospechas de que la incineradora del Besòs quemaba en 2017 a temperaturas inferiores a las que permite la ley. Una práctica que ahora ha sido corregida ante el aumento de la vigilancia y los controles a la planta del Fórum.
"Nunca han hecho autocrítica"
Además, Airenet también denunció que Tersa aseguraba en su auditoría interna que “las emisiones de dioxinas estaban siendo controladas por un sistema tutelado por el CSIC, cosa que el propio CSIC desmiente”. En la carta enviada a Janet Sanz, los activistas adjuntaban un correo del Consejo Superior en el que desmentían las afirmaciones realizadas por la auditoría de Tersa. Según Frucella, en las últimas reuniones que han mantenido con el Comisionado de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona, Frederic Ximeno, éste admitió que el CSIC no tutelaba los controles de dioxinas de Tersa. Fuentes municipales consultadas por este medio desmienten las acusaciones de opacidad de la empresa pública y aseguran que se han reunido en múltiples ocasiones con la plataforma vecinal. Afirman que han impulsado varias auditorías y que también están bajo el control de la Generalitat, que no ha detectado ninguna irregularidad en la planta de tratamiento de residuos.
Sin embargo, Airenet continúa denunciando las “mentiras” de Tersa, por lo que exigen al gobierno de Colau a que hagan un análisis del staff técnico directivo de la empresa, del que ya no se fían. “Si hubieran tenido otra actitud no hubiéramos sido tan beligerantes”, lamenta Fracella, muy activa en la lucha contra la incineradora. “Nunca han hecho autocrítica, tampoco ha dimitido nadie”, añade, mientras propone que “pongan una fecha al cierre y vayan reduciendo la actividad de la incineradora hasta llegar al objetivo del residuo cero”. No obstante, la activista admite que “estamos en una fase mucho más preliminar”, y se muestra muy desilusionada con un gobierno del que esperaba mucho más antes de que llegara al poder municipal.