La entrega de los premios Planeta, en la noche de este lunes, viene marcada por un cambio político de envergadura, pero que no se ha traducido todavía en nada concreto. La tensión se mantiene. Ni el propio Grupo Planeta considera que se haya llegado a una situación distinta a la del año pasado, tras el referéndum del 1 de octubre y la declaración de independencia, y señala que la “inestabilidad jurídica” sigue presente en Cataluña, por lo que mantendrá la sede fiscal en Madrid. Pero los intentos para aproximar posiciones existen, con el objetivo del presidente Pedro Sánchez de aprobar los presupuestos con el apoyo de los partidos independentistas.
El Gobierno de Pedro Sánchez, acosado por el PP y Ciudadanos, trata de acercar al independentismo a la nueva situación marcada por el diálogo, con la negociación de los presupuestos, mientras que el Ejecutivo de Quim Torra desea mantener la tensión, con el argumento de que no se producirá ningún cambio con los políticos independentistas en las cárceles.
La advertencia cumplida de Planeta
La entrega de los premios Planeta darán cuenta de ese posible acercamiento, teniendo en cuenta que el independentismo colocó a Planeta en la diana, por las advertencias periódicas de sus responsables, primero por José Manuel Lara Bosch y después por el actual presidente, José Crehueras, de que el proceso soberanista tendría consecuencias: si la situación empeoraba, Planeta estaba dispuesta a cambiar la sede. Y así fue.
En la pasada edición el clima fue gélido. El premio se lo llevó Javier Sierra, un consagrado escritor, que lograba dos cosas en aquel momento: silenciar el ruido sociopolítico, justo después del referéndum del 1 de octubre, y de la decisión de Planeta de trasladar la sede de Barcelona a Madrid, y garantizar unas buenas ventas para el grupo editorial, tras dos meses de caídas en España en un porcentaje alarmante, un 25%.
Ana Pastor y poco más
A pesar de las invitaciones, --prácticamente nadie en el mundo político y cultural se queda fuera de la cena literaria--, los responsables políticos no quisieron compartir mesa y no asistieron al acto en Barcelona. Sólo la presidenta del Congreso, Ana Pastor, --también invitada en esta ocasión—y los consejeros de Empresa y Cultura, Santi Vila y Lluís Puig respectivamente, asistieron al evento. Todos con caras largas y mostrando una gran preocupación.
Ese año no tuvo nada que ver con el de 2016, cuando se celebraba la 65 edición de los premios Planeta, con la presencia del Rey Felipe VI, y del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, además de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Justicia, Rafael Catalá y, de nuevo, Ana Pastor.
Pendientes de Fiscalía
Eran momentos en los que el Ejecutivo del PP trataba, como ahora lo hace el PSOE, de aproximar posiciones, con la llamada operación diálogo protagonizada por Sáenz de Santamaría que acabó en un fracaso, con el 1-0, y la declaración de independencia del 27 de octubre en el Parlament.
Pero, ¿y ahora? El Gobierno catalán no se mueve de su posición, al recordar la situación de los presos. La cena de este lunes llega justo después de que se haya conocido el escrito de acusación de la Fiscalía, que hará público en las próximas semanas. Eso depende del Gobierno. Pero la Fiscal General del Estado, María José Segarra, no se ha desmarcado sustancialmente de las acusaciones de la anterior Fiscalía. Y, aunque pedirá la franja más baja por el delito de rebelión, eso se puede concretar en diferentes penas en función de cada responsable político. Oriol Junqueras, al entender que lideró el delito de rebelión, se podría enfrentar a penas entre 25 a 30 años, mientras que para los exconsejeros Jordi Turull, Josep Rull, Joaquim Forn, Raül Romeva y Dolors Bassa la Fiscalía podría optar por penas entre 15 y 25 años.
El ministro Guirao
En la cena se espera la presencia de representantes del Gobierno, como el ministro de Cultura, José Guiraro, y de miembros del Govern, como el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, o la consejera de Cultura, Laura Borràs. No asistirá la ministra de Administraciones Territoriales, Meritxell Batet, que, de hecho, no ha dejado de protagonizar reuniones bilaterales con el Gobierno catalán, y es partidaria de una mayor distención, a partir de la salida de las cárceles de los políticos presos hasta que no se inicie el juicio. Pero la organización de Planeta no tendrá confirmaciones hasta pocas horas antes del evento, como ha podido conocer Crónica Global.
El clima está enrarecido, y el presidente del Grupo Planeta, José Crehueras, deberá servirse de sus grandes dotes comunicativas para limar posibles asperezas, en un acto con más de 1.000 invitados.
ERC acelera
Los partidos independentistas han acelerado en las últimas horas su distanciamiento con el Gobierno. El diputado de ERC en el Congreso, Joan Tardà, insiste en que no habrá nada que negociar sin un cambio respecto a los políticos presos, aunque sea consciente de que el Ejecutivo español no puede de la noche a la mañana forzar un camino que está en manos de la Justicia.
Lo que pretende el Gobierno de Pedro Sánchez llega en una coyuntura diabólica. El Gobierno de Quim Torra, dividido, y tras perder la mayoría independentista en el Parlament, querría negociar con el Ejecutivo socialista, y de hecho lo hacen todos los departamentos de la Generalitat. Pero no puede una ficha que podría ser decisiva –como la aprobación de los presupuestos, que alargaría la legislatura de Sánchez-- si no ve algún gesto sobre los políticos presos, a pesar de que la aprobación de las cuentas para 2019 podría suponer sobre los 3.200 millones de euros adicionales para la Generalitat.
Acoso de la derecha
En ese clima, la competencia interna entre el PP de Pablo Casado y Ciudadanos, deja a Sánchez sin capacidad de maniobra. La posible negociación con el independentismo es el principal argumento de toda la derecha española para cargar contra el Gobierno socialista y pedir elecciones.
Por eso, tanto Sánchez como Torra intentan ganar tiempo. Los premios Planeta servirán para tomar la temperatura a esa posibilidad de diálogo, con representantes de las patronales, de la sociedad civil, del mundo de la cultura y del arco parlamentario catalán. En la mesa presidencial, se cruzarán conversaciones y miradas, atentos todos, eso sí, al ganador o ganadora, y al finalista o a la finalista del Premio.
Más voces femeninas
En eso, el Grupo Planeta, precisamente, quiere ser sensible, en complicidad con un Gobierno que ha hecho bandera de la presencia femenina en su Ejecutivo.
Y es que la 67 edición del Premio Planeta también ha dado cuenta de uno de los cambios sociales más destacados: la igualdad de género. “Caminamos cada vez más hacia ello”, reivindicó este domingo la escritora Rosa Regàs en la presentación de las diez obras finalistas. Con un pin con la bandera comunista, un complemento que contrasta con los lazos amarillos en Cataluña (poco presentes, por otro lado, en la presentación del premio literario), Regàs aseguró que la mayor presencia de la voz femenina en la sociedad “representa una ventaja en los objetivos de toda persona decente”.
La autora galardonada aplaude que no se dé solamente “en la literatura”, también “desde el punto de vista moral, social, político e incluso desde el punto de vista de puro placer de la vida”. La mayoría de las obras finalistas tienen este enfoque femenino en sus textos. Aunque en estos momentos se desconoce si la novela ganadora o finalista estará escrita por una mujer, ya que la mayoría de los textos se presentan con pseudónimos.