El Gobierno catalán ha plantado en bloque al Grupo Planeta en su noche grande, la entrega del principal galardón literario del país. Ni la consejera de Cultura, Laura Borràs, ni el vicepresidente de Economía, Pere Aragonès, han hecho acto de presencia en un acto que ha reunido a más de 1.100 personas en Barcelona.
Es la segunda ocasión en la que los independentistas dan plantón al grupo editorial después del traslado de su sede social y fiscal en Madrid. Un cambio que según su presidente, José Creuheras, se mantendrá porque considera que la situación de inestabilidad jurídica se mantiene. El expresidente Artur Mas junto a su esposa, Helena Rakosnik, y el exconsejero de Cultura Jordi Vilajoana han sido los dos representantes del bloque secesionista en el encuentro. El ministro de Cultura, José Guirao, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, han sido los principales representantes institucionales de la mesa presidencial. Sí ha asistido el alcaldable por Barcelona Manuel Valls, que ya está presente en todos los actos de relevancia de la ciudad.
Ningún gesto
El Govern de la Generalitat no pretende protagonizar ningún gesto. Las contradicciones internas son tan grandes en el bloque independentista que cualquier paso puede representar un acto de traición para un sector que se reclame más auténtico. Esquerra desea dar el paso, pero tampoco concreta nada. El vicepresidente Aragonès (ERC) combina sus apuestas por la negociación con una oratoria dura, propia de resistencia. Y el presidente Quim Torra se niega a protagonizar cualquier gesto que suponga una cesión.
Pero el Grupo Planeta no es el Gobierno español, si es que se quisiera marcar un distanciamiento. Es la editora más importante en castellano, pero también en lengua catalana. Lo que reclama el líder del PSC, Miquel Iceta, este mismo lunes, "un gesto que muestre que se desea cambiar la situación", no se ha reflejado.
Rechazo al mundo cultural
El Gobierno catalán insiste en que no habrá cambios de fondo hasta que no se resuelva la situación de los políticos presos. En el caso del Grupo Planeta, el independentismo considera que ha sido especialmente beligerante con el proceso soberanista que se inició con la Diada de 2012, y que no era necesario que tomara la decisión de cambiar la sede fiscal a Madrid.
En las redes sociales y en los comentarios privados de los dirigentes independentistas se menospreció el peso de Planeta, restando importancia a que se trasladara a Madrid. Sin embargo, actos como la entrega del Premio Planeta suponen un empuje a la propia ciudad de Barcelona, con la presencia del mundo cultural, mediático y económico del país. Eso es a lo que la Generalitat ha dado la espalda en la noche de este lunes.