Independentismo pasado por agua en Lledoners

Estaba llamado a ser el gran acto del independentismo para conmemorar el primer aniversario de los atentados del 17A. Y también un ensayo general de la gran concentración secesionistas prevista para la Diada del 11 de septiembre. Sea por la lluvia, sea por las dificultades para acceder a la cárcel de Lledoners o, sencillamente, porque el activismo separatista ya no es lo que era, lo cierto es que el homenaje a los presos independentistas en general y al exconsejero de Interior, Joaquim Forn, en particular, quedó deslucido.

Los llamamientos de la Assemblea Nacional Catalana, Òmnium, Associació de Municipis por la Independencia y la CUP para plantar al Rey y, de paso, mantener viva la agitación, el victimismo y la reivindicación identitaria, fueron respondidos por decenas de personas que soportaron la lluvia, los atascos –la estrecha carretera que accede al centro penitenciario solo tiene un carril en cada sentido—y el frío. Lejos quedan las manifestaciones multitudinarias, pero hay que reconocer el esfuerzo de estos resistentes secesionistas en poner más énfasis en sus “víctimas del procés” que en las víctimas del 17A.

Entre paraguas, chubasqueros amarillos, sillas de plásticos y “estelades”, los congregados esperaron la llegada del presidente de la Generalitat, Quim Torra, quien acudió a Lledoners acompañado de miembros de su Govern para reunirse con el exconsejero Forn, responsable del operativo que los Mossos d’Esquadra habilitaron hace un año durante los atentados de Barcelona y Tarragona, y del exjefe de la Policía Autonómica, Josep Lluís Trapero.