El aniversario del 17A es una oportunidad para normalizar la presencia real en Cataluña
Especialistas en protocolo, comunicación y diplomacia analizan los aciertos y errores que se han producido en las últimas visitas de Felipe VI
12 agosto, 2018 00:00Un grupo de expertos en protocolo, comunicación y diplomacia consultados por este medio confían en que exista una mejor organización por parte del Gobierno de Pedro Sánchez de la presencia del rey Felipe VI en los actos que tendrán lugar la próxima semana con motivo del primer aniversario del atentado terrorista de Barcelona y Cambrils.
Las cuatro últimas presencias del Rey en Cataluña han supuesto un reto de seguridad tan importante como de protocolo y comunicación. El primero de esos retos ha sido siempre priorizado por razones obvias, aunque todos los expertos coinciden en que debe cuidarse hasta el último detalle.
Los errores de los que aprender
Asimismo, confirman que cada una de ellas fue a mejor hasta lograr un cierto éxito con la inauguración de los Juegos Mediterráneos en Tarragona y también con la entrega de premios de la Fundación Princesa de Girona en Girona, el pasado junio. Otros añaden que tanto la Zarzuela como el Gobierno de Rajoy aprendieron rápido después de la tensión política que la monarquía había concitado en Cataluña con motivo del procés.
No obstante, hubo errores importantes que son señalados como aprendizajes imprescindibles para superar los aspectos positivos de las dos últimas visitas y asegurar un éxito rotundo en las consecutivas. Los especialistas consideran que debe buscarse una valoración cuantitativa a la par que “reforzar un cariño cualitativo tradicional de los catalanes con la Corona”. En ese sentido, no dudan en aportar su experiencia y sus consejos en tres cuestiones temas clave:
1. El gran error de la manifestación antiterrorista de agosto de 2017 en Barcelona fue dejar la cobertura de la señal de televisión en manos de TV3, “que instrumentalizó una retransmisión interesada, sesgada y propagandística”. Las imágenes insistían repetidamente en las pancartas con lemas contra España y la monarquía y mantuvieron el tiro de cámara en formato U, que rodeaba al Rey, al presidente del Gobierno y a las autoridades autonómicas y locales con activistas independentistas.
Los símbolos independentistas, delante de todo de la manifestación por los atentados de Barcelona y Cambrils
Las cámaras se ciscaron, con la constante indagación visual de los realizadores, en los gritos y actitud increpante que recibió la comitiva institucional. TV3, sus dirigentes y sus realizadores estaban en total coordinación con las plataformas soberanistas de ANC y Òmnium, además de la CUP, para asegurar una imagen española e internacional que apoyara sus tesis independentistas. Sobre todo, para proyectar al mundo una instrumentalización de la violencia terrorista islamista que había sacudido Barcelona y Cambrils unas horas antes. Los expertos, después de analizar el problema, proponen usar los medios y las capacidades de RTVE y de la agencia de noticias Efe para “asegurar una cobertura profesional, ecuánime, veraz y responsable a nivel nacional e internacional”. Esa señal tendría, además, preferencia sobre el propio servicio internacional de TV3.
Otro de los participantes en la ronda de consultas realizada por Crónica Global menciona que si TVE hubiera realizado la cobertura del pasado agosto se hubiera percibido que solo unos metros detrás de la comitiva institucional y de la barriga de la U, había miles y miles de catalanes que querían rendir un homenaje a las víctimas, que rechazaban el atentado sin más consideraciones y que abogaban por la unidad de instituciones ante un acontecimiento de tal calibre. “Unidad no política, sino unidad en términos de humanidad”, señalan.
2. El segundo error se produjo en la cena inaugural del World Mobile Congress de Barcelona, que tuvo lugar la pasada primavera en el Palau de la Música. Según los participantes en el debate existió un fallo logístico, que varios de los expertos tildan de “muy grave”. Nunca se hubiera tenido que mantener la cena en ese enclave. “Es una ratonera”, comenta uno de los participantes, al referirse a su emplazamiento en pleno casco antiguo de la ciudad. Ese lugar, coincide el resto, resulta idóneo para organizar un escrache tal y como sucedió.
Las plataformas independentistas y todos los grupúsculos de activistas afines al soberanismo tomaron las calles, los balcones, los portales del entorno del Palau y provocaron un ruido, una bronca y un infernal contexto que, una vez más, fue cuidadosamente retransmitido en directo por TV3 y, en digital y por Twitter, por los medios independentistas. “Otra vez –señala uno de los participantes–, los líderes independentistas instrumentalizaban un gran acontecimiento mundial y la presencia del Rey para mostrar al mundo su rechazo a la Corona y a España con un montaje propagandístico que ni el propio Orwell o Goebbels hubieran ideado y ejecutado mejor”.
Los Mossos d'Esquadra protegiendo los accesos del Palau de la Música / EFE
Entre los expertos también hay quien se cuestiona cómo las fuerzas y cuerpos de seguridad aprobaron el itinerario y la localización. Aseguran que la cena debería haberse movido al recinto ferial de Gran Via, en L’Hospitalet, donde el recorrido desde el aeropuerto es directo e impide las concentraciones importantes, además de que mantiene al Rey en un entorno sin presión ni imágenes de acorralamiento como las que se vivieron. Y puntualizan que la alcaldesa de L’Hospitalet, Nuria Marín, líder destacada del PSC y no independentista, hubiera respaldado activamente la organización desde su base local.
El aprendizaje aquí propuesto por los participantes en el debate es no consentir en localizaciones fáciles de boicotear, manipular o instrumentalizar (habida cuenta de que ese será un distintivo en los próximos tiempos) y seleccionar la mejor para proyectar una imagen de serenidad, de institucionalidad y de normalidad al Rey y a la comitiva de autoridades.
3. El tercer error más relevante durante el procés, pero en especial en estos acontecimientos que implican directamente a la monarquía española, es la nula dirección y proactividad de la diplomacia. Los expertos en cuestiones diplomáticas resaltan que el atentado y los intentos de instrumentalizar al Rey en la causa independentista deberían haber tenido una directriz, una argumentación y una proactividad de los propios embajadores ante los ministerios de Asuntos Exteriores, los líderes políticos, la comunidad empresarial, los medios y el cuerpo diplomático de cada país para asegurar la versión oficial del Gobierno de España, y evitar confusiones de corte institucional.
La recomendación para este primer aniversario del 17A es justo lo que no se hizo el año pasado. “El cambio de ministro de Exteriores, de Dastis por Borrell, será muy positivo en este sentido. Ya se demostró en el apoyo dado al embajador Morenés en la visita del presidente de la Generalitat, Quim Torra, a Washington el pasado junio”, sentencian.
Es unánime y genera consenso entre los expertos el trabajo que el Rey está haciendo. Destacan varias cualidades: “Está teniendo una gran paciencia, siempre intenta poner su mejor cara incluso ante situaciones muy complicadas para las que nadie puede ni debe estar preparado… esto no se paga con nada… su padre nunca lo ha tenido tan complicado…”. Son palabras textuales que ilustran la opinión de los profesionales del protocolo, de la comunicación y de la diplomacia consultados por este medio.
Lejos quedan las quejas nacionalistas al mensaje que el monarca pronunció en octubre tras el referéndum ilegal convocado por el independentismo con el apoyo del Govern de la Generalitat. Quejas y críticas que, por otra parte, siguen estando muy vivas en los medios de comunicación soberanistas en Cataluña, tanto privados como públicos.
Este medio ha contactado con más de nueve expertos en protocolo, comunicación y diplomacia de reconocido prestigio. Todos ellos con posiciones institucionales, mediáticas y corporativas de primer nivel. Para participar en la consulta se les ha exigido claridad, como se puede comprobar por lo detallado de la información recabada, a cambio de mantener su anonimato y poder seguir recabando sus opiniones de calidad en lo concerniente al Rey y sus presencias en Cataluña.