Macià Alavedra (d) y Lluís Prenafeta, los dos hombres de confianza de Jordi Pujol condnados en el 'caso Pretoria' / CG

Macià Alavedra (d) y Lluís Prenafeta, los dos hombres de confianza de Jordi Pujol condnados en el 'caso Pretoria' / CG

Política

Alavedra, Prenafreta y los paraísos fiscales

Los que fueron dos hombres fuertes de Jordi Pujol y que confesaron sus actuaciones ilegales, han recibido condenas menores en el ‘caso Pretoria’

3 julio, 2018 14:07

La Audiencia Nacional ha emitido esta semana una sentencia de 1.369 páginas sobre el caso Pretoria. El primer golpe a la corrupción urbanística en Cataluña que llegó a varios ayuntamientos socialistas e implicó a los dos hombres fuertes de Jordi Pujol durante sus sucesivos años de mandato, Macià Alavedra y Lluís Prenafeta.

Los jueces concluyen que el exsecretario de la Presidencia de la Generalitat en la década de los 80, Prenafeta, y el exconsejero Alavedra --cargo que ocupó de 1980 a 1997-- intervinieron activamente en las operaciones de especulación inmobiliaria de San Andrés de Llavaneras y Badalona. Su objetivo fue el de favorecer a empresarios particulares.

Encuentro con ‘Luigi’

Según el tribunal, los dos acusados eran “sabedores de los contactos e influencias que Luis Andrés García [alias Luigi] tenía en estos municipios y del ascendiente e influencia que también ellos ejercían sobre determinados cargos públicos de Cataluña, se concertaron con el mencionado García”. El objetivo de este encuentro fue el de “planificar y ejecutar el manejo de los tiempos del desarrollo urbanístico y de las adjudicaciones, lo que les permitió recibir ilícitas comisiones carentes de toda justificación y lógica comercial, que fueron pagadas por empresarios particulares”.

La Sala considera probado que García, Prenafeta y Alavedra se sirvieron de un complejo entramado societario, así como de diversas cuentas bancarias abiertas en entidades situadas en territorios off shore. Es decir, de paraísos fiscales.

Ocultar las ganancias

El objetivo era ocultar cuantiosas ganancias procedentes de su actividad delictiva. Las obtenían tanto por sus intermediaciones en diversas adjudicaciones como por eludir el pago de impuestos a la Hacienda Pública, “desvinculándolas de su origen y titularidad para aflorarlas con una apariencia lícita”.

Para lograr esa ocultación y reinversión de los fondos generados de forma ilegal, tanto Prenafeta como Alavedra se sirvieron de sus esposas. También de otros dos acusados que se da por probado que actuaron de testaferros, Gloria Torres y Philip Mc Mahan.