El primer viaje institucional de Quim Torra está abonado a la polémica. La espantada de la comitiva catalana tras las palabras del embajador español en Estados Unidos, Pedro Morenés, ha internacionalizado el procés de la peor manera posible, poniendo el acento en ese postureo secesionista que el expresidente Carles Puigdemont ha encomendado al sucesor que él mismo escogió a dedo.
La sombra del líder de Junts per Catalunya es muy larga. Tanto que ha logrado infiltrar a dos colaboradores suyos en la comitiva que ha viajado a Washington. Según ha podido saber Crónica Global, la nueva maniobra de Puigdemont ha provocado malestar en el seno del propio Govern, ya que la presencia de esos dos emisarios del fugado expresidente tiene poca justificación.
Josep Lluís Alay (primero por la izquierda) y Josep Costa (en el centro junto a Quim Torra) en Washington
Se trata del vicepresidente del Parlamento catalán, Josep Costa, y del diputado de JxCat Francesc de Dalmases. El primero sonó durante días como presidenciable en sustitución de Puigdemont. El segundo está implicado en una supuesta trama de malversación de fondos públicos mediante la concesión de ayudas de CDC a la cooperación.
“Se trata de un viaje del Govern, no se entiende demasiado bien la presencia de ambos en esa comitiva”, explican fuentes gubernamentales. También ha formado parte de la comitiva Josep Lluís Alay, el historiador que fue detenido junto a Puigdemont en Alemania y que ha sido fichado recientemente por el Govern como coordinador de las políticas internacionales de la Presidencia.
Evento planificado por Santi Vila
Torra ha estado acompañado de la consejera de Cultura, Laura Borràs, en este viaje cuya finalidad era participar en la inauguración del Smithsonian Folkie Festival, donde Cataluña participa como cultura invitada. Se trata de un evento planificado hace dos años por el exconsejero de Cultura Santi Vila y que estaba concebido para que fuera Puigdemont quien acudiera a ese festival. Que Torra haya convertido esta cita cultural en un show mediático ha provocado malestar entre quienes organizaron esa participación catalana. "Hay personas que se tomaron muy en serio la invitación americana", afirman.
Toda la administración independentista se ha volcado en este primer viaje institucional, cuyo coste forma parte de un programa cultural que podría superar los dos millones de euros, cofinanciados por el Govern y las cuatro diputaciones provinciales. Hace dos años fue el País Vasco la región invitada.
La Diputación de Barcelona habría pagado 700.000 euros, cifra que no incluye los gastos de cobertura de la XAL, Xarxa Audiovisual Local dependiente del ente supramunicipal. El portavoz del PP en la Diputación de Barcelona, Ramon Riera, califica de “propagandística” la participación de la Generalitat en el festival americano. Para Riera “es incomprensible que la Diputación se gaste tanto dinero en algo que es competencia autonómica y que no tiene ninguna vinculación con las competencias municipales en materia de cultura”.
"Dinero para que Torra haga el ridículo"
“Las diputaciones catalanas –añade--, y en particular la de Barcelona, van a gastarse un millón de euros en apoyar la utilización de la cultura popular tradicional de Cataluña como excusa para que el presidente de la Generalitat haga el ridículo en Washington”. Riera advierte de que el Smithsonian Folklife Festival se ha convertido en un una excusa para llevar a Estados Unidos “a apóstoles del separatismo con todos los gastos pagados”.
El popular denuncia que la Diputación justifique este tipo de gastos “como subvención a dedo” cuando no se trata de ninguna competencia municipal. “Vamos a pedir y examinar el convenio que se haya firmado con la Generalitat para ver si se justifica semejante aportación cuando se están rechazando peticiones de ayuntamientos y otros entes locales por insuficiencia de recursos”, afirma.