Incógnitas y certezas en la carrera por la alcaldía de Barcelona
Esquerra inicia la carrera para ganar con algo de ventaja frente al resto de fuerzas, en una batalla que decidirá el futuro del independentismo o el reinicio de un modelo de gestión
20 mayo, 2018 00:00Barcelona, ese objeto de deseo. A un año de las elecciones municipales, Esquerra Republicana aparece como la primera fuerza política. Tendría un 21% de los votos y nueve concejales, una pequeña ventaja en una carrera que será muy intensa, no exenta de sorpresas y que marcará el futuro del independentismo o el reinicio de un modelo de gestión, el de una ciudad que arrastra, en realidad, de toda Cataluña. El sondeo de Crónica Global, elaborado por Time Consultants, deja algunas claves, con incógnitas y certezas sobre la gran pugna por la alcaldía de Barcelona.
Una primera fotografía, que se irá completando en los próximos meses, constata que toda la política catalana ha sufrido una convulsión en los últimos años, marcada, de forma inexorable, por el proceso independentista.
¿Puede ser Barcelona un laboratorio político, con una formación de gobierno que se extienda, luego, al Parlament de Catalunya? Todo puede cambiar en función de los líderes que se presenten a la alcaldía. Y está muy presente todavía lo que ocurrió en las elecciones del 21-D. Entonces, en la campaña electoral, como ahora en las encuestas para las municipales, Esquerra partía con ventaja. Es el partido más cohesionado, con una cierta convicción de que le llega la hora de gobernar, en los diferentes niveles administrativos.
La situación de Colau
Lo que ha mostrado la encuesta de Crónica Global es que Esquerra “está en el centro”, como recuerda el responsable de Time Consultants, Jaume Montané. Los republicanos figuran en la mayoría de acuerdos para formar gobierno que formulan los encuestados. Hasta en un 42,4%. Para Montané eso es significativo. También el hecho de que el partido tiene mayor potencial que el candidato, Alfred Bosch. Es decir, que con otro candidato, el efecto arrastre podría ser mayor.
Esa es una clave determinante. La otra certeza, aunque a un año vista, es que la alcaldesa Ada Colau, pierde fuelle. La fidelidad de voto es del 50%, en comparación con las elecciones municipales de 2015. Y el resultado de Barcelona en Comú, su partido, sería inferior, con ocho concejales, por los 11 de ahora, y con el 17,3% de los sufragios, por el 25,2% alcanzado entonces. Su proyecto no se concreta en una obra de gobierno tangible, y, aunque el partido de Colau podría formar parte de diferentes combinaciones para asegurar la gobernabilidad del consistorio, estaría a cuatro puntos del republicano Alfred Bosch.
Trasvase de votos
Algunos de los trasvases de votos más significativos: de dónde se nutre, por ejemplo, el aumento de ERC
Existen otras certezas que pueden ir a más en los próximos meses, o que pueden ser corregidas por sus protagonistas. Una de ellas es el trasvase de votos que se detecta de Ciudadanos al PSC. En una primera mirada, eso choca directamente con los resultados de las autonómicas del 21-D. Pero es que se trata de elecciones diferentes. Y en eso insisten los responsables de Time Consultants. Los mayores trasvases que se detectan son de Junts per Catalunya a ERC, un 28,8%; y de Ciudadanos al PSC, un 18%.
¿Primera lectura? Los barceloneses querrían votar en clave estrictamente de ciudad, con la voluntad de tener un alcalde o alcaldesa que dirija y que retome el papel de ciudad cosmopolita.
¿Y el espacio de CiU?
Una consideración importante, que va ligada al debate sobre el futuro del independentismo hace referencia al espacio de Junts per Catalunya y el PDeCAT. La encuesta muestra una gran confusión de los votantes, con una mayor inclinación a las siglas de ERC que a la inversa. El cambio, sin embargo, es posible. Y eso lo saben todos los partidos: el entorno de Carles Puigdemont quiere que Junts per Catalunya acabe siendo la marca, con un PDeCAT subsumido. Y eso pasa en Barcelona por una candidatura de Junts per Barcelona con un candidato mediático. Montané no descarta esa posibilidad. “Esos cambios, con nuevos líderes, en los últimos meses, antes de las elecciones, lo pueden modificar todo”.
Pero no parece que se produzca la misma situación en el otro campo, el constitucionalista, con una gran aportación en la encuesta: Manuel Valls, el exprimer ministro francés, sólo tendría un 10% de apoyo si se presentara como alcaldable de Barcelona, al margen de que ahora mismo no tiene una plataforma electoral, ni tampoco quiere ser el candidato de Ciudadanos.
La valoración de Arrimadas
El caso de Ciudadanos, precisamente, es clave. Los expertos señalan que el partido de Albert Rivera e Inés Arrimadas funcionó el 21-D como “partido refugio del unionismo, como voto útil de los antiindependentistas”. Otra cosa es su suerte en Barcelona. La propia valoración de Arrimadas, por parte de los barceloneses, es muy baja, del 2,2, cuando la más alta corresponde a Oriol Junqueras, con un 6.
El otro asunto significativo es el declive del PP catalán en Barcelona, a pesar de la frenética actividad de su principal valor en la ciudad, Alberto Fernández Díaz, experto en el área municipal. En la encuesta aparece, en intención de voto, con un 2,7%, un porcentaje muy por debajo del 5%, que es la barrera mínima para poder entrar en el consistorio. Todo el voto del PP se pasa en bloque a Ciudadanos.
Con ese panorama, y con muchas incógnitas, como el espacio electoral de lo que fue CiU, los pactos para poder gobernar serán complejos.