Si impugnaciones y alegaciones de última hora no lo impiden, el Parlament dará hoy un paso más hacia la formación de un gobierno con Quim Torra como candidato a la presidencia. De esta forma, Carles Puigdemont logra parar el reloj, es decir, evitar nuevas elecciones que, según la última encuesta de Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat, solo interesan a la CUP.
Puigdemont, el “presidente legítimo” según Junts per Catalunya, renuncia de momento a revalidar su cargo y forzar a la Mesa de la Cámara catalana a desobedecer al Tribunal Constitucional (TC), que ha prohibido su investidura telemática. Y aunque ya han circulado listas sobre la composición de futuro gobierno, lo cierto es que en ERC y PDeCAT temen sorpresas. De ahí las prisas por divulgar de forma extraoficial la composición de un consell executiu “limpio” que en los próximos días podría introducir cambios, lo que equivale a echar un pulso al 155.
'Consellers' en el extranjero
El anuncio de Torra viene precedido de intensos días de negociación, reuniones en Berlín y discusiones entre el núcleo duro de Puigdemont, los republicanos y PDeCAT. Mientras la formación liderada por Oriol Junqueras y los nuevos convergentes siguen insistiendo en la necesidad de un ejecutivo estable, el expresidente ha encargado a los suyos que vuelvan a poner rumbo de confrontación con el Estado.
El otrora alcalde de Girona designó a Elsa Artadi --futura consejera de Presidencia y Gobernación-- como su interlocutora y ésta, según afirma fuentes conocedoras de los contactos, prometió a dirigentes encarcelados y exiliados que el nuevo ejecutivo contaría con ellos. Dicho de otra manera, Puigdemont quiere –y se reserva esa posibilidad— que repitan como consejeros de la Generalitat dirigentes ahora procesados.
"Gobierno 'legítimo' en el 'exilio"
Sería esta la única forma de visualizar ese “gobierno en el exilio” destinado a mantener la agitación. Por el contrario, tanto ERC como PDeCAT rechazaron durante las negociaciones la elección de consellers con cargas judiciales. Ese es el motivo de que, el jueves por la noche, inmediatamente después del mensaje institucional colgado en Youtube en el que Puigdemont anunció que ungía a Torra como presidenciable, el entorno de ambas formaciones distribuyeran una lista semioficiosa del futuro Govern.
Previamente, el diputado del Congreso Joan Tardà había explicado a los periodistas que Ester Capella y Teresa Jordà serían las nuevas consejeras de Justicia y Agricultura, respectivamente. Lo hizo horas antes de que se supiera que Torra sería el “presidente títere”. Tardà se aseguraba así que Puigdemont no diera marcha atrás y optara por otros dirigentes fugados o encarcelados.
Resucitar la ley de transitoriedad
A la espera de que se confirmen los nombres de los candidatos, lo cierto es que la voluntad de “crear república” y pasar página de un “gobierno autonómico” hace pensar que el mandato de Torra será muy breve. Él mismo confesó ayer en una entrevista en TV3 el deseo de emprender un “proceso constituyente” en el que se recuperen las leyes suspendidas por el TC. La oposición ha interpretado que en ese paquete normativo se incluye la ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república, anulada por el TC y cuya resurrección --siempre en la mente de los independentistas-- haría inevitable una prórroga de la intervención del Estado.
De momento son declaraciones de intenciones, pero el tiempo dirá si esas amenazas veladas a la desobediencia se plasman en una acción de gobierno, desconocida hasta ahora –la ausencia de un programa fiscal, social y económico es uno de los motivos de queja de ERC y CUP--. Pero todo apunta a gobierno breve, convocatoria de comicios en octubre –es necesario que transcurra un año desde la anterior— y tormenta perfecta en 2019, año de elecciones municipales y europeas, y posible adelanto de las generales.