Nacieron para garantizar la celebración del referéndum del 1 de octubre, pero se transformaron en grupos de apoyo de la república catalana. Y, durante este tiempo, no han parado de crecer hasta dar el salto a otros países. Son los autodenominados comités de defensa de la república (CDR), más de 400, según las fuerzas de seguridad que los investigan.
¿Gamberrismo o terrorismo de baja intensidad? Para la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía, estas células secesionistas están perfectamente organizadas y son responsables de acciones tipificadas como rebelión, desórdenes públicos o atentado a la autoridad. De ahí que sea la Audiencia Nacional la que haya asumido las diligencias. Para los Mossos d’Esquadra, los CDR son responsables de esos delitos, pero ven la actuación de lobos solitarios incontrolados, lo cual puede ser más peligroso.
¿Quién está detrás?
Pero, ¿quién hay detrás de estos grupos? Nacieron bajo el férreo control de movimientos antisistema como la CUP, okupas y anarquistas, pero con el tiempo se han hecho mucho más transversales. Personas de todas las edades y condición secundan los conciertos solidarios con los presos políticos, la colocación de lazos amarillos y las manifestaciones a favor de la independencia de Cataluña. De ahí que muchos integrantes se desmarquen de acciones más radicales, como el corte de carreteras, los escraches y la quema de contenedores.
Los CDR obligaron a levantar los peajes de las rutas catalanas en la operación retorno de Semana Santa, se movilizaron contra el Mobile World Congress y contra la visita de Felipe VI a Barcelona. E intentaron paralizar Cataluña con una huelga de país los días 3 de octubre y 8 de noviembre.
Asamblearios y muy locales, los CDR están muy vinculados a las entidades soberanistas Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium.