Aceptar la realidad será muy complicado para los partidos independentistas, que están desolados. El economista Antón Costas asegura que necesitan “ritualizar el duelo”, y que la acabarán aceptando. Pero las direcciones del PDeCAT y de ERC tienen un obstáculo cada vez más insalvable: sus propias viejas glorias, expolíticos, activistas, gurús mediáticos, referentes del mundo cultural, que insisten en defender la figura de Carles Puigdemont como presidente y exigen que se prepare su investidura como una clara muestra de que el independentismo planta cara al Estado español.
En las últimas horas se han pronunciado referentes del independentismo desde el inicio del proceso soberanista como Artur Mas, o Jordi Sànchez, desde la prisión, o el dirigente de Esquerra Pere Aragonés, reclamando que se forme un gobierno, que se trate de pasar página, desde la asunción de que Puigdemont debe hacer frente a la causa judicial abierta, por muy dolorosa que represente.
Presión mediática
Sin embargo, al margen de los gurús mediáticos como Pilar Rahola, José Antich o Vicent Partal, a través de sus altavoces en diarios digitales o en otros medios de comunicación, especialmente en los públicos de la Generalitat, se ha añadido un conjunto de intelectuales, referentes del mundo cultural y exresponsables políticos que insisten en que todo pase por Puigdemont.
Se trata de hasta 600 figuras, algunas viejas glorias del independentismo de siempre, que han firmado un manifiesto conjunto en el que piden a los partidos que aprueben la investidura de Carles Puigdemont, para que continúe siendo el presidente de la Generalitat. El valor de Puigdemont es que “es el único político que, de hecho, ha declarado la república”.
Carod-Rovira, con Puigdemont
La defensa de Puigdemont es total. Entre los firmantes figuran Josep Lluís Carod-Rovira; el escritor Jordi Coca; un clásico del independentismo como Josep Guia; Pep Cruanyes, vicepresidente de la ANC; el escritor Josep Vallverdú; el politólogo Ramon Cotarelo; el empresario teatral y actor Joan Lluís Bozzo; el profesor Hector López Bofill; Liz Castro, filóloga, exdirigente de la ANC; o el escritor Víctor Alexandre.
La presión es enorme y se plasma cada día en los medios de comunicación. Y la resistencia es todavía endeble. El ex secretario de Economía Pere Aragonés, que se ha convertido en el nuevo hombre fuerte de Esquerra, pide pasar página, facilitar un nuevo gobierno que deje atrás el 155 e iniciar un camino de gestión, sin renunciar al proyecto independentista a medio plazo. Todo eso podría quedar en agua de borrajas, porque ese núcleo de independentistas lo que pretende es forzar, si es necesario, unas nuevas elecciones.
Toda la 'clerecy'
Ha sido elocuente el pronunciamiento de Artur Mas, que insiste en que lo prioritario es conseguir la retirada del 155 y eso sólo se conseguirá con la elección de un presidente que no tenga causas judiciales abiertas.
También han sido importantes para el movimiento independentista las palabras del jefe de comunicación de Esquerra, Sergi Sol, quien, en un artículo en el digital El Nacional, aboga por dejar a un lado a los que apuestan por el “cuanto peor mejor”, y juega con la frase en catalán "Cuanto peor Millo(r)", en alusión al delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo.
Con los gurús mediáticos y todos los elementos de la clerecy, los clérigos del procés independentista, a favor de Puigdemont, los partidos se ven impotentes. Están desolados, no pueden hacer entrar el genio dentro de la botella.