Los independentistas mantienen su juego a tres bandas. Junts per Catalunya y ERC vuelven a hablar de “acuerdo de investidura inminente” –lo que a estas alturas ya resulta difícil de creer-- tras el amago republicano de rechazar a Jordi Sànchez como candidato alternativo a Carles Puigdemont. Por su parte, la CUP también parece ir de farol, pues asegura que no veta a ningún presidenciable. Simplemente, dice, pide una prueba de la capacidad de desobediencia de las dos formaciones que hasta ahora gobernaban.
El presidente del Parlament, Roger Torrent, celebró ayer una nueva ronda de contactos con los grupos, previa a un segundo intento de investidura. Como se sabe, el pasado 30 de enero, Torrent aplazó la sesión por entender que no existían las garantías jurídicas suficiente para ungir presidente a Puigdemont, que sigue fugado en Bruselas. El exalcalde anunció la semana pasada que daba un paso al lado y que cedía el testigo a Jordi Sànchez, presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que cumple prisión preventiva en Soto del Real.
Divide y vencerás
Los cupaires se han desmarcado de las negociaciones entre JxCat y ERC porque, afirman, ni tienen programa político ni vocación de pasar del autonomismo a la república catalana. Por este motivo, la formación liderada ahora por Carles Riera ha hecho suya la máxima “divide y vencerás”, probablemente con la finalidad de forzar unas nuevas elecciones catalanas que les permitan remontar sus malos resultados –el 21D pasaron de 10 a 4 diputados--.
En este sentido, los antisistema han intensificado sus contactos con el sector más radical del club de Puigdemont. Aquel más proclive a mantener la escalada de confrontación con las instituciones del Estado. Fuentes de PDeCAT así lo aseguran a Crónica Global, al tiempo que denuncian la estrategia unilateral de esos dirigentes de Junts per Catalunya. Entre éstos figura la diputada Laura Borràs, empeñada en las últimas semanas en ganar méritos y apuntalar su posible designación como consejera de Cultura de la Generalitat, cargo que, según explica ella misma en medios parlamentarios, Puigdemont le prometió.
Los tuits ofensivos de Torra
Junto a la exdirectora de la Institució de les Lletres Catalanes, quien también se ha convertido en uno de los interlocutores favoritos de la CUP es Quim Torra, el polémico diputado de JxCat conocido por sus ofensivas declaraciones en redes sociales. Entre otras perlas, Torra aseguró que los españoles son sucios y están locos.
Borràs y Torra comparten una gran predisposición a alcanzar acuerdos con la CUP. “Les dicen que sí a todo”, afirman fuentes conocedoras de esas negociaciones. En PDeCAT, la pinza JxCat-CUP provoca indignación. Los nuevos convergentes no olvidan ni perdonan que la CUP pidiera la cabeza de Artur Mas tras las elecciones de 2015. Ahora es Jordi Sànchez el vetado. “¿A quién más quieren enviar a la papelera de la historia?", exclamó la coordinadora de PDeCAT, Marta Pascal.
Órdago a Torrent
Por su parte, a ERC no le ha pasado desapercibido el órdago lanzado ayer por Riera a la Mesa del Parlament, presidida por el republicano Torrent, a la que exigió que deje votar a distancia a Puigdemont y Toni Comín, que permanecen en Bruselas. Dicho de otra manera, la CUP quiere arrancar un gesto de desobediencia de Torrent ante el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, quien ha negado a los exiliados el voto delegado, mientras que sí lo admite para los encarcelados.
Desde que accedió al cargo, Torrent se ha mantenido al margen de cualquier tipo de ilegalidad. No obstante, coqueteó con ella en el pleno celebrado el pasado jueves, cuando permitió que se tramitara, en contra de la opinión de los letrados del Parlament, una propuesta de JxCat y la CUP, que finalmente apoyó ERC. En el texto se defendía la restitución de la figura de Puigdemont y el cese de “las injerencias del Gobierno del Estado ante las instancias jurisdiccionales y el Tribunal Constitucional que pretenden impedir la materialización de esta voluntad democrática de los representantes del pueblo de Cataluña, así como la que fue legítimamente expresada en el referéndum de autodeterminación de Cataluña del 1 de octubre".
ERC se desmarcó, no obstante, del “gobierno en Bruselas” que plantea Puigdemont, pues al igual que PDeCAT, reclama un gobierno efectivo desde el primer momento. También lo hizo del candidato alternativo, Jordi Sànchez. Aunque después reculó. El juego sigue.