Uno de los primeros objetivos que el nuevo presidente del Parlament, Roger Torrent, se marcó tras acceder al cargo fue visitar a Carles Puigdemont en Bruselas y a Oriol Junqueras en la cárcel de Estremera. Nada que decir por parte de ERC, dado que esos encuentros se enmarcaban, según Torrent, en la ronda de contactos con los grupos parlamentarios previos a la sesión de investidura del futuro presidente de la Generalitat. Pero que Torrent haya visitado a Puigdemont antes de reunirse con Junqueras no ha sentado bien en algunos sectores republicanos.

Como se sabe, las espadas siguen en alto entre Junts per Catalunya, que exige la investidura de Puigdemont, y ERC, que rechaza la estrategia de confrontación del convergente. La sensibilidad está a flor de piel y cualquier movimiento en falso es mal interpretado en la formación republicana. Consideran estos sectores que el presidente del Parlament tenía que haber dado prioridad a su encuentro con Junqueras.

Tampoco ha gustado el protocolo que se aplicó en Bruselas, durante el encuentro que Torrent mantuvo con Puigdemont y los cuatro exconsejeros Toni Comín, Meritxell Serret, Clara Ponsatí y Lluís Puig. El presidente del Parlament aceptó que Puigdemont encabezara la mesa de reunión, a pesar de que, oficialmente, solo es candidato a la presidencia de la Generalitat. Pero cederle prioridad institucional, consideran en ERC, es dar pábulo al empecinamiento de Puigdemont en ser investido presidente.