Presidente sí o sí. Carles Puigdemont no concibe otro futuro que no pase por su propia investidura. Aunque sea de forma telemática. Las pretensiones del prófugo expresidente, “exiliado” en Bruselas, hacen presagiar un nuevo choque de trenes con el Estado, pero también pone rumbo de colisión con sus antiguos socios de ERC, que habían enfocado esta nueva legislatura como un período de consolidación de la base social independentista.
Pero los resultados de las elecciones del 21D, la permanencia en prisión de Oriol Junqueras y el empecinamiento del candidato de Junts per Catalunya han puesto a Esquerra en una situación comprometida: no solo se desvanece la posibilidad de presidir la Generalitat en sustitución de Puigdemont, sino que van a tener que parar los golpes dirigidos a él. Y si en el anterior mandato era Junqueras quien salía indemne de las crisis políticas y judiciales derivadas del procés --así se lo reprochaba CDC--, ahora es su partido el principal damnificado.
El próximo día 17 está prevista la sesión de constitución del nuevo Parlamento catalán, que pasa por la elección de los miembros de la Mesa. Se trata de un trámite muy importante, pues tener mayoría en ese órgano gestor de la Cámara catalana permitió a los independentistas hacer y deshacer lo que quisieron en la anterior legislatura. El rodillo secesionista dio pie a la tramitación de iniciativas y leyes rupturistas --las traumáticas sesiones del 6 y 7 de septiembre-- sin tener en cuenta la opinión de los letrados del Parlament o del Consejo de Garantías Estatutarias. Tras el 21D, Junts per Catalunya pretende investir a Puigdemont, cediendo la presidencia de la Mesa a ERC.
Forcadell o Mundó
Todas las miradas están puestas de nuevo en Carme Forcadell, quien todavía no ha decidido si quiere revalidar el cargo --los republicanos piensan en Carles Mundó si finalmente no acepta--. Como se sabe, Forcadell es una de las dirigentes independentistas implicadas en las causas judiciales por desobediencia, prevaricación y malversación, de ahí su temor a afrontar ese nuevo mandato, que comienza muy convulso: con Puigdemont arrogándose la condición de “presidente legítimo” que pretende ser restituido de forma telemática. Su entorno apunta a que el exalcalde de Girona estaría dispuesto a regresar tras ser investido y forzar la imagen de un presidente nombrado por el Parlament detenido por el “Estado español represor”.
Puigdemont compartió en Instagram una foto de una carretera catalana cerca de la frontera francesa
La pretensión de Puigdemont, calificada de “surrealista” por las formaciones constitucionalistas, podría ver la luz si los independentistas propician una reforma del reglamento del Parlament --sería la tercera en poco más de un año--, pues, actualmente, no existe el voto telemático en la Cámara.
“Hay aspectos técnico-jurídicos que no corresponde a ERC valorarlos. Corresponde a los letrados definir cómo se interpreta el reglamento del Parlament", aseguraba ayer el diputado de ERC Roger Torrent, quien a continuación lanzó una advertencia a Puigdemont. “El Govern tiene que poder gobernar desde el minuto uno", dijo.
Pero JxC sigue firme en sus posiciones e incluso prefiere que se convoquen nuevas elecciones --el 31 de marzo es la fecha tope para investir al nuevo presidente-- que ceder la presidencia. Pero los partidos constitucionalistas ya han advertido de que utilizarán las vías legales necesarias para evitar una presidencia “surrealista”. ERC, a través de la presidencia de la Mesa del Parlament, sería la encargada de acatar o desobedecer las resoluciones judiciales que este nuevo pulso de Puigdemont vaya generando.
Ciudadanos luchará hasta el final
Aunque la aritmética parlamentaria impondrá de nuevo ese rodillo independentista, el partido ganador del 21D, Ciudadanos, quiere batallar hasta el final por una presidencia de la Mesa del Parlament que, según afirman, le corresponde. Hoy está prevista una reunión entre la formación naranja y Catalunya en Comú. Los comunes son muy reacios a apoyar a un partido que consideran de derechas, pero tampoco se pueden permitir hacer el juego a los independentistas. Una estrategia fallida electoralmente. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, aseguró ayer que estaría dispuesto a votar a favor de José María Espejo-Saavedra, el candidato que propone Cs para presidir la Mesa.
Iceta también se refirió a la presidencia telemática de Puigdemont. "La presidencia telemática no existe; tampoco el presidente telemático o hologramático, ya que es difícil asegurar la gestión desde fuera. No sé cómo todavía se especula con eso", dijo.