[Examen a TV3] El hombre que se creía presidente
Los tímidos intentos de Sanchis por devolver a Puigdemont a la realidad durante la entrevista en TV3 fracasaron estrepitosamente
18 diciembre, 2017 00:00Pongamos que usted es el presidente de su comunidad de vecinos. Un día, para entretenerse, provoca una explosión de gas que se carga medio edificio, aunque, milagrosamente, no se producen víctimas mortales. Por si acaso, usted se fuga a un país cercano (digamos Bélgica) y contrata a un abogado carísimo para que convenza a la justicia belga de que en España se le persigue por sus ideas (de bombero). En su ausencia, hay elecciones para nuevo presidente de la comunidad de vecinos y usted se presenta y se comunica con los votantes por vía telemática. Incomprensiblemente, usted gana las elecciones y se dispone a volver a casa aduciendo que, si sus ideas brillantes (como hacer explotar el edificio) han propiciado su reelección, ¿cómo va la justicia a enchironarle?
Esa es, más o menos, la línea de pensamiento de Carles Puigdemont, como pudimos comprobar el sábado en la última entrevista electoral de Vicent Sanchis. Según Puchi, él no ha cometido ningún delito --pasarse por el forro la Constitución y el Estatuto de autonomía son detalles sin importancia--, ya que lo único que hizo fue obedecer un mandato popular (que solo existía en su imaginación calenturienta, como la mayoría nacionalista de la que blasonaba). Puchi le dijo a Sanchis que no se arrepentía de nada y que quien debería expresar arrepentimiento era el Gobierno español por su despiadada aplicación del 155. Cada vez que Sanchis le decía que, en cuanto pisara territorio español, lo trincarían y al trullo, Puchi mostraba una sonrisita de suficiencia y afirmaba que eso sería lo más antidemocrático del mundo. O sea, que, si Charles Manson llega a fugarse en su momento, se presenta a presidente de los Estados Unidos y gana las elecciones, nadie podría juzgarle por los asesinatos de Sharon Tate y el matrimonio LaBianca. Da la impresión de que, desde que está lejos de su querida patria, al pobre Puchi se le está yendo la olla cada vez más: los tímidos intentos de Sanchis por devolverle a la realidad fracasaron estrepitosamente. Comparado con él, el beato Junqueras es un modelo de raciocinio y pensamiento cabal.
Como necesitaba un respiro después de la media hora de insania recreativa que me había ofrecido Puigdemont, me fugué a Movistar para acabar de ver una mini serie británica que estaba muy bien. Cuando volví a TV3, me topé con que en el Preguntes freqüents le estaban haciendo el árbol genealógico a Íñigo Méndez de Vigo para que se viese que era un facha por los cuatro costados: hasta tiene un cuñado que era uno de los garrulos que asaltó la Blanquerna. “Y que sigue suelto mientras los Jordis están presos”, sentenció Pilar Rahola, allí presente y en su tradicional modo indignado. Volví al programa de Ustrell tras un lenitivo zapeo y entonces me encontré con la monja Forcades: ¡Buenas noches nos dé Dios!