Artur Mas, con Carles Puigdemont y Marta Rovira, en la manifestación de Bruselas / EFE

Artur Mas, con Carles Puigdemont y Marta Rovira, en la manifestación de Bruselas / EFE

Política

La irrupción de Mas enciende los ánimos de ERC y la CUP

La petición del expresidente de que la lista de Puigdemont sea elegida por el soberanismo encona a republicanos y antisistema mostrando la disparidad de intereses

8 diciembre, 2017 00:00

De nuevo. Una y otra vez. Aparece Artur Mas y encona los ánimos. No se va. Quiere volver. Y pide a todo el soberanismo que apueste por la lista de Junts per Catalunya, que encabeza Carles Puigdemont. Ha encendido los ánimos de Esquerra Republicana, y también de la CUP, que ha hecho bandera, precisamente, de los diferentes acentos del independentismo para poder sumar y que quiere marcar muy de cerca las posibles actuaciones “en clave autonómica" del próximo gobierno de la Generalitat.

En el caso de los republicanos el cabreo es enorme, porque todo lo que ha impulsado Mas en los dos últimos años ha tenido la intención, consideran los dirigentes de ERC, de perjudicar sus intereses. Todas las encuestas de los últimos meses han constatado la fortaleza de Esquerra, que pretende gobernar la Generalitat e iniciar una nueva etapa, contando con el apoyo de los comuns, el partido de Ada Colau, para ensanchar la base social del independentismo.

Mas entra y sale del Palau

Mas quiere hacerse imprescindible. Ha participado en todos los cónclaves con Puigdemont, entrando y saliendo del Palau de la Generalitat con toda libertad. Hasta tal punto ha sido omnipresente, que fuentes soberanistas señalan que Oriol Junqueras le llamó la atención en las últimas semanas, antes de la decisión de Puigdemont de no convocar elecciones y dejar que el Parlament declarara la independencia. Junqueras le conminó a "respetar" a los propios inquilinos del Palau.

Ahora, desde Bruselas, y con las decenas de miles de catalanes que se ha concentrado en la capital belga, Artur Mas ha reclamado que “no todos, claro”, pero la gran mayoría de los votantes de Junts pel Sí en las elecciones de 2015 apoye ahora a Puigdemont.

¿Y Esquerra? Eso es otra cosa. La ambición de Mas y del propio Puigdemont es que los republicanos no puedan tomar otra decisión que no sea un pacto con la lista de Junts per Catalunya, hasta el punto, incluso, de que apoyen la investidura de Puigdemont como presidente, aunque no gane las elecciones.

Mascarell marca el camino

Alfiles de Mas desde el primer momento, en un ya lejano 2006 y 2007, como Ferran Mascarell, reclaman ahora que se haga presidente a Puigdemont. Todos los resortes son pocos, desde los medios públicos hasta la utilización de las entidades soberanistas, como la ANC, para reclamar esa apuesta masiva por el “presidente legítimo”.

Esquerra no sabe dónde mirar, porque las encuestas muestran que esa estrategia de Mas y de Puigdemont está dando resultado al acercarse al partido de Junqueras. Y para el PDeCAT, que no aprobaba la decisión de trasladarse a Bélgica, ni el diseño de una lista en la que no ha podido decir mucho, acercarse a Esquerra significa un puñado de diputados, la mayoría de ellos alcaldes, que pueden ser esenciales para aguantar el proyecto a corto plazo, con la mirada puesta en las elecciones municipales de 2019.

La batalla particular de Puigdemont

El pulso ahora lo mantiene Carles Mundó, el exconsejero de Justicia, un dirigente que está considerado en el seno de Esquerra como un hombre con convicciones y serio en la gestión. Mundó, a la espera de que se solvente la situación de Oriol Junqueras, si puede salir de prisión antes de las elecciones, trate de mantener la presión de Mas, con el apoyo de Marta Rovira, erosionada por sus debates públicos.

En el caso de la CUP el enojo también es manifiesto, pero queda diluido porque Puigdemont, finalmente, ha sido su candidato desde las elecciones de 2015. Puigdemont ha sido, en realidad, el “más cupaire” de los dirigentes del Govern y del PDeCAT. Pero los dardos se dirigen a Mas, según fuentes independentistas, por esa reducción del campo soberanista a los intereses de Junts per Catalunya, es decir, en realidad, los intereses del PDeCAT, los exconvergentes.

Los próximos días evidenciarán esa pelea en el seno del soberanismo. Junts per Catalunya y ERC defienden ya proyectos diferentes. El partido de Junqueras quiere hacer política, quiere reiniciar una nueva etapa. En el caso de Mas y Puigdemont se trata de salvar los muebles como sea, y forzar la investidura como president para encarar la batalla judicial ante el Tribunal Supremo, que más tarde o más temprano llegará.