Ni candidatura independentista conjunta ni fichajes de relumbrón. Carles Puigdemont ha sufrido un doble revés en su proyecto electoral. Su huida a Bruselas, que ha ido acompañada de una arrolladora cobertura mediática, no ha logrado convencer a ERC y CUP para integrar una coalición o agrupación de electores. En paralelo, el expresidente ha recibido el plantón de varias personajes, objeto del deseo de su candidatura, denominada finalmente Junts per Catalunya y que fue la última en confirmar sus fichajes.
Entre quienes han dicho no a Puigdemont destaca el exmayor de los Mossos d’Esquadra Josep Lluís Trapero, que ha quedado relegado a hacer labores administrativas tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución. También ha declinado la oferta la deportista Núria Picas, quien ha preferido formar parte de la candidatura de ERC.
Carles Puigdemont y Joan Laporta, en Rumanía. Al fondo, la esposa del presidente de la Generalitat, Marcela Topor
Pero la ausencia más sonada es la del expresidente del Barça Joan Laporta, gran amigo de Puigdemont, con quien ha compartido vacaciones. Laporta hizo carrera política, primero de la mano del Partit per la Indepèndencia junto a Pilar Rahola y Àngel Colom, para luego fundar Democràcia Catalana.
Llamadas personas del expresidente
Los asesores de Puigdemont Elsa Artadi y Jaume Clotet han sido los encargados de establecer estos contactos, que luego remataba el expresidente con llamadas personales. Sin éxito, como se puede comprobar. También ha declinado integrar la lista del independentista fugado la exconsejera Meritxell Borràs, encarcelados.
El exmayor de los Mossos Josep Lluís Trapero
El objetivo inicial de Puigdemont era crear una lista transversal en la que participaran PDeCAT, ERC y CUP. De esta forma, los convergentes podían esconder sus siglas, disimular el declive electoral que le auguran las encuestas, compartir gastos –el partido se encuentra en una situación económica muy precaria— y frenar el golpe que supondrá la sentencia del caso Palau –financiación irregular de CDC--, que podría hacerse pública en los próximos días.
El expresidente, que pilota esos preparativos preelectorales desde Bruselas, planteaba dos opciones: una coalición electoral estándar o una agrupación de electores. Descartada la primera por el rechazo de ERC y CUP, Puigdemont se aferró a la segunda fórmula, ideada por Artadi, Clotet, Francesc Homs, Jordi Cuminal y Miquel Buch, entre otros cargos convergentes.
Esta innovadora candidatura impide recibir subvenciones públicas y tener cuota mediática. Algo que habría supuesto el fin de PDeCAT, según le hizo ver la coordinadora del partido, Marta Pascal, quien previamente había encargado un informe jurídico al respecto. Puigdemont desistió, pero los ideólogos de la agrupación de electores mantuvieron su proyecto hasta ayer, cuando no tuvieron más remedio que reconocer el fracaso. Lo hicieron a través de un comunicado en el que, tal como avanzó este medio, evitaban pedir el voto para Puigdemont y se limitaban a hacer un llamamiento a apoyar “alguna de las candidaturas independentistas”.