El expresidente Artur Mas se ha sumado a las voces que comienzan a cuestionar el proceso independentista y ha admitido que no existe la mayoría suficiente para poner en marcha la independencia de Cataluña. “Yo siempre he sido partidario de mayorías reforzadas, porque de lo contrario no se tendrá la eficacia suficiente. Ha crecido mucho, pero estamos en la frontera del 50%”, ha explicado durante un desayuno-coloquio organizado por Forum Europa Tribuna Catalunya. Ha precisado que “no es lo mismo tener la fuerza para declararse independiente que tener la fuerza para actuar como independiente” y que ampliar la mayoría social es requisito para lograr apoyos internacionales.
El presidente de PDeCAT ha precisado sus polémicas declaraciones sobre si Cataluña está preparada para ser independiente. En este sentido, cree que es equivocado poner el foco en la pregunta de si “estamos preparados” para la independencia, pues cree que el acento se debe poner en si “somos suficiente mayoría o si controlamos bien los tiempos”.
Voto masivo
Según Mas “no hay ningún país que esté preparado para funcionar como independiente hasta que no comienza a hacerlo. Las repúblicas bálticas no estaban preparadas, pero comenzaron a funcionar cuando fueron independientes”. En ese sentido, asegura que Cataluña está muy bien preparada. Pero admite que “no es lo mismo tener la fuerza para declararse independiente que tener la fuerza para actuar como independiente”. “Se votó masivamente en las elecciones de 2015, en la consulta del 9N y en el referéndum del 1-O. La fuerza para impulsar ese proceso se ha demostrado”, ha recordado.
Para funcionar, no para declararse independiente, “se necesita un control efectivo del territorio –aduanas, espacio aéreo…--, una administración de Justicia propia y la capacidad financiera para poder actuar”.
Asimismo, ha explicado que “yo siempre he sido partidario de mayorías reforzadas, porque si no no se tendrá la eficacia suficiente. Ha crecido mucho, pero estamos en la frontera del 50%”. Considera que es necesario ampliar la base social porque, de esta manera, se pondrán encontrar complicidades internacionales.
Los costes del 'procés'
Respecto a los costes del procés, ha dicho que deben ser proporcionales a las expectativas del éxito. “Todos los procesos de estas características tienen sus costes, en algunos casos son inmensos. Pero en ocasiones se pueden justificar. En nuestro caso, los costes están, tenemos a la mitad del Govern en la prisión y la otra en Bruselas, con las consecuencias de los efectos familiares. Pero las ganancias son menos”, ha indicado.
Para reequilibrar las fuerzas del proceso, es decir, entre costes y ganancias “hay que actuar con inteligencia política y no con comodidad estética. La tendencia a quedar bien en ocasiones queda por encima de hacer el bien”.
Renunciar al proceso soberanista, ha dicho, "sería un desastre pues, siendo muy complejo, no hay otro que tenga cara y ojos más allá de mantener el status quo actual”. Pero “los demócratas debemos ser consecuentes y ver si el 21D realmente se apuesta por avanzar o simplemente aparcar el proyecto”. En este sentido, ha advertido de que puede haber una mayoría que deslegitime la Constitución de 1978. “Eso también está juego del 21D”, ha dicho.
Legitimidad
Afirma que lo que se ha producido en los últimos años es un pulso entre el Estado español y el soberanismo catalán que no ha ganado nadie. “Lo hemos ganado en legitimidad, pero no en el sentido de fuerza para funcionar como país. Pero a pesar de la represión, la violencia, los jueces y la represión, no existe la perspectiva de que el independentismo pinche en las urnas”.
Sobre las candidaturas, ha recordado que PDeCAT siempre ha apostado por la unidad, aunque se mezclen opciones diferentes.
Artur Mas ha asegurado que el proceso secesionista no es cosa de unos pocos, sino de una gran parte de la ciudadanía, aunque “eso no quita responsabilidad a los dirigentes y partidos”, en referencia a los cargos encarcelados preventivamente.
Ese proceso “que venía de abajo” debía canalizarse “para evitar que se desbordara”, algo que, en su opinión, no ha ocurrido. “Sin embargo, la reacción del Estado ha sido de intolerancia, represión y de mucho autoritarismo, pero de muy poca autoridad”, ha dicho el convergente.