A pesar de la división interna que genera la vía unilateral de independencia, PDeCAT ha cerrado filas en torno a la figura de Carles Puigdemont. Pero lejos de dar un cheque en blanco, el sector más moderado de los convergentes ha exigido al presidente catalán que agote todas las vías de diálogo posibles para evitar la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Y a pesar de que tanto la Generalitat como el Gobierno español no se mueven de sus posiciones, dirigentes de PDeCAT pidieron a Puigdemont que compareciera en el Senado.
Fuentes parlamentarias aseguran a Crónica Global que el presidente catalán “no tenía intención de acudir a la Cámara Alta”, donde el viernes se votará la aplicación de un 155 muy duro, que contempla el cese del president y de todos sus consejeros, así como la toma de control del Parlamento catalán por parte del Gobierno. “Varios dirigentes convergentes aconsejaron a Puigdemont hacerlo, mientras que ERC y la CUP lo consideran una encerrona”, añaden esas fuentes.
Diálogo frente a sumisión
Sin embargo, Artur Mas, Marta Pascal y Santi Vila, entre otros, ven en esa comparecencia en el Senado una oportunidad para escenificar oficialmente esa llamada al diálogo y a la negociación bilateral. La presencia de Puigdemont en el Senado tiene garantizada una gran atención mediática que permitirá al exalcalde de Girona lanzar un mensaje a la comunidad internacional. Por el contrario, los consejeros Jordi Turull (Presidencia) y Joaquim Forn (Interior) representan a la línea más dura del partido, contraria a cualquier gesto que implique sumisión.
Puigdemont podría presentar sus alegaciones en el Senado el jueves por la tarde, en vísperas del Pleno del viernes, donde se votarán las medidas propuestas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy con base en el 155. El presidente se desplazaría a Madrid después de asistir por la mañana al Pleno específico convocado en el Parlamento catalán “sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución española en Cataluña y sus efectos posibles”.
Eludir al Constitucional
El enunciado es lo suficientemente ambiguo para impedir que el Tribunal Constitucional impugne esa sesión. Es decir, que no hay ninguna referencia a la posible aprobación de la declaración unilateral de independencia (DUI). Tampoco está claro si se votará o simplemente se proclamará. Los grupos pueden presentar resoluciones en este sentido, por lo que es posible que continúe el viernes.
En PDeCAT crece el apoyo a la convocatoria de elecciones “constituyentes” durante esa sesión, lo que frenaría la aplicación de un 155 con consecuencias jurídicas, políticas y sociales imprevisibles. Y también aumenta la opinión de que no se pueden banalizar las consecuencias económicas de todo ello.
Artur Mas pide discreción a las empresas
Por este motivo, el expresidente Artur Mas, según las citadas fuentes, ha contactado en los últimos días con varias empresas que tomaron la decisión de cambiar de sede social —ya son más de 1.300 las que han decidido abandonar Cataluña, según datos del Colegio de Registradores de España—, en algunos casos con la intención de frenar la decisión. Destaca el caso de Abertis, presidida por Salvador Alemany, hombre muy próximo a Mas —fue presidente del Consejo Asesor para la Reactivación Económica y el Crecimiento (Carec) creado por la Generalitat en 2011—. Pese a los ruegos de Mas, Alemany no logró vencer la firme decisión de Isidro Fainé de trasladar las empresas del grupo La Caixa, al que pertenece Abertis.
Sí logró el expresidente una especie de pacto de no agresión de las empresas fugadas. Es decir, que el cambio de sede no fuera acompañado de una diatriba contra el procés. Dicho de otra manera, Mas pidió discreción y huir del enfrentamiento.
Las tareas de mediación de los dirigentes convergentes no acaban aquí. El consejero de Empresa de la Generalitat, Santi Vila, ha mantenido varios encuentros con la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, y, recientemente, envió un mensaje al Gobierno a través de la presidenta del Congreso, Ana Pastor —con la que mantiene una gran amistad—, respecto a la necesidad de recuperar el diálogo, hoy por hoy inexistente entre Rajoy y Puigdemont.