Primero fue la inadmisión del delito de malversación de caudales públicos contra la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, y los miembros de la Mesa de la Cámara. Después, se rechazó la petición de imponer una fianza de responsabilidad civil contra el presidente autonómico, Carles Puigdemont, y sus consellers y, por último, se circunscribió únicamente al delito de desobediencia lo relatado por el fiscal en su querella contra el presidente de la Associació Catalana de Municipis y contra la presidenta de la Associació de Municipis per la Independència.
Fueron toques de atención jurídicamente relevantes. Avisos de un tribunal que está convencido de que existe materia objetiva de criminalidad por parte de los querellados pero que, sin embargo, y a pesar de ello, no va a caer en la fácil tentación de asumir “a peso” los argumentos incriminatorios de la Fiscalía General del Estado, autora de las querellas y promotora de las eventuales medidas cautelares contra el Govern de la Generaliatat.
Manda Armas
En ese marco, se entiende y se sitúa la decisión de la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) Mercedes Armas de recordar a la Fiscalía que la instructora del principal sumario por la desobediencia en el caso del referéndum es ella y que, en consecuencia y con la ley procesal en la mano, el ministerio público ha de cesar en la proactiva creación y distribución de órdenes indagatorias.
Esa resolución de Armas, en esos términos, no la ha recibido con especial agrado el fiscal jefe de Cataluña, José María Romero de Tejada, que, como ya ha explicado este medio, actúa prácticamente al dictado de lo que le marcan sus superiores en Madrid. Romero queda, pues, relegado y, con él, sus argumentos aplastantes y casi indiscriminados.
Sonrojo en la Fiscalía
Las relaciones entre el TSJC y la Fiscalía no son malas, pero penden de un único hilo efectivo de comunicación que se personifica en la figura del teniente fiscal, Francisco Bañeres, fiscal de las tres investigaciones abiertas por el referéndum en el alto tribunal.
A Mercedes Armas se la empieza a conocer en el Palacio de Justicia de Cataluña como Mercedes de Armas Tomar. Romero de Tejada ya ha tomado nota de ello.