La proposición de ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república, la norma que supuestamente sienta las bases del futuro Estado catalán, ha provocado una nueva crisis entre los socios independentistas. A las discrepancias sobre los tiempos del procés en general y de la tramitación de las leyes secesionistas en particular, se une ahora un tema de fondo: la creación de un hipotético ejército catalán. Abrió fuego el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, cuando el pasado martes defendió la constitución de una fuerza militar propia. Algo que rechaza ERC y la CUP.
El debate independentista sobre la necesidad de un ejército catalán se remonta a años atrás. En 2014, la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que entonces estaba presidida por Carme Forcadell, elaboró un informe sobre la defensa del futuro Estado catalán tan detallado como polémico. Esta plataforma encargada de organizar las manifestaciones independentistas de la Diada, calculaba que una Cataluña independentista debía contar con unos 2.000 efectivos militares y una Armada.
Un coste de 3.000 millones de euros
Un año antes, el Centre d'Estudis Estratègics de Catalunya (CEEC), dirigido por el cofundador de CDC y exdirector general de Seguridad Ciudadana de la Generalitat, Miquel Sellarès, lanzaba su propuesta sobre un “ejército catalán” en la que se elevaba el número de miembros necesarios a 25.000. Cifraba el coste de esa estructura militar en 3.000 millones de euros.
Más recientemente, el director general de Comunicación de la Generalitat, Jaume Clotet, publicaba el libro Política de defensa i Estat propi en el que abogaba por una fuerza militar catalana integrada en la OTAN.
También el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, defendía un ejército catalán “pequeño” integrado en la citada organización internacional. Su sucesor, Carles Puigdemont, se ha sumado a ese parecer --“la política de defensa es absolutamente indispensable”, dijo el dirigente de PDeCAT--, en contra de lo que defienden sus socios de ERC y la CUP.
"No es ético"
Los antisistema, han sido muy claro a la hora de expresar su antimilitarismo. La diputada Gabriela Serra advirtió al presidente de la Generalitat en Twitter de que “no es ético utilizar los dramáticos ataques terroristas para justificar la necesidad de un Ejército. Nada justifica el militarismo”.
Por su parte, el líder de ERC y vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, manifestó hace tiempo que prefiere “supermossos armados con bazocas” que un ejército catalán pues, recordaba, países como Islandia o Costa Rica carecen de una fuerza militar. También los republicanos elaboraron informes al respecto donde, tras advertir de los altísimos costes de mantenimiento de una defensa militar propia, proponían prescindir del mismo o establecer acuerdos de defensa con otros países, como por ejemplo Francia.
El Consejo de Transición Nacional, órgano creado por la Generalitat para asesor el proceso independentista, abordó todas las posibilidades.
El pasado mes de julio, Junts pel Si votó junto a la CUP y CSQP en el Parlamento de Cataluña a favor de una moción presentada por los antisistema favorable a desmilitarizar Cataluña. Obviamente se referían al ejército español, que proponen expulsar del territorio catalán.