Puigdemont escondió a su partido la cena de Junqueras e Iglesias
Ruido de sables dentro del PDeCAT en la recta final de un ‘procés’ donde no hay acuerdo con ERC sobre la tramitación de las leyes independentistas
29 agosto, 2017 00:00La presentación de la ley de transitoriedad jurídica ha permitido a los independentistas exhibir músculo, pero no aclara cómo se tramitará. La excusa oficial es que no se quiere dar pistas al “enemigo”, es decir, al Estado. Pero lo cierto es que detrás de ese “limbo” procedimental se encuentra la pugna entre el PDeCAT y ERC. Y, sobre todo, las tensiones entre el presidente Carles Puigdemont y la coordinadora de su propio partido, Marta Pascal.
Hace tiempo que la pinza Puigdemont-Junqueras preocupa a la nueva Convergència, pues el ritmo procesista del presidente de la Generalitat coincide con el de ERC y la CUP, pero no con el tacticismo del PDeCAT. Esta formación también está dispuesta a llegar hasta el final en la hoja de ruta hacia la independencia, pero sin perder de vista otros escenarios. Y es que, aunque nadie en el PDeCAT ni en ERC se atreven a hablar en público de un posible fracaso del procés, ambos partidos toman posiciones ante un previsible adelanto electoral.
La reunión de Puigdemont y Pascal
Oriol Junqueras cenó el pasado sábado con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, en casa del empresario Jaume Roures, para explorar una hipotética alianza postelectoral, que podría incluir al PSC. Según han informado a Crónica Global fuentes del entorno del president, Junqueras informó de ese encuentro a Puigdemont. Sin embargo, el exalcalde de Girona no informó de esa reunión a Marta Pascal, quien ayer aseguraba en una entrevista que le sorprendió la reunión. “No me lo esperaba”, aseguró, tras afirmar que la cena “huele a tripartito”.
La “deslealtad” de Puigdemont con Pascal trascendía días después de que ambos mantuvieran una reunión, de la que informó este diario, para cerrar filas tras el período vacacional.
Mientras el PDeCAT quería esperar a que la ley de transitoriedad se aprobara después del referéndum, ERC y CUP presionaban para hacerlo antes del 1-O. Asimismo, mientras los convergentes plantean ahora que la ley del referéndum sea aprobada por el Govern, republicanos y antisistema prefieren que sea el Parlamento catalán el órgano que la tramite para darle más empaque.