Jordi Baiget no era un conseller que le gustara destacar. El perfil bajo ha sido constante en todas sus apariciones públicas. Marcado por ser el único hombre de confianza de Artur Mas, tanto en la vida real como en el Govern de Carles Puigdemont, en el año y medio que ha durado su mandato se ha dedicado principalmente a gestionar los temas que se encontró sobre la mesa de su predecesor en el cargo, Felip Puig.
Le ha llegado la destitución poco antes de que viera la luz su principal hito de la legislatura. La presentación de las conclusiones del Pacto Nacional por la Industria (PNI), un ejemplo de concertación entre administración pública, sindicatos y patronales según los participantes. Pero no ha conseguido el consenso esperado en un macroacuerdo que debería servir de guía para la política industrial que se siga en los próximos años.
Críticas de la oposición
Los partidos de la oposición han criticado que se les ha dejado de lado en las seis mesas de negociación que se han constituido para definir medidas concretas de actuaciones. No han podido proponer a expertos ni participar activamente en la discusión.
Su contribución se limitó a remitir propuestas en los tres encuentros que se celebraron de la mesa del PNI para presentar los dos primeros borradores y en el portal que se habilitó para detallar el avance del diálogo. Hasta ahí. Ninguna formación remitió iniciativas concretas al debate que ya se ha cerrado.
Ley de Cámaras de Comercio
Otro de los sectores revueltos cuando Baiget asumió el cargo era el de las Cámaras de Comercio. La nueva ley que regulaba a las organizaciones de representatividad empresarial más próximas al territorio estaba pendiente desde 2014. Se puso manos a la obra, pero consiguió algo inaudito: el consenso de todas las instituciones en rechazar el primer borrador que les había presentado.
Falló en lo que más preocupaba a las entidades, en conseguir un reflejo lo más exacto posible de la representación empresarial de sus demarcaciones de referencia. Pero Baiget se echó a los brazo de la patronal independentista Femcat y propuso un modelo organizativo más próximo a ejercer de contrapoder de la Cámara de Comercio de España que de mostrar la idiosincrasia empresarial catalana.
Decreto ley de urgencia
Rectificó a tiempo y en los últimos días de su mandato pactó un decreto ley de urgencia que permite celebrar elecciones a partir del próximo octubre. Permitirá la ansiada renovación de los órganos directivos con presidentes que hace años que les venció el mandato y quieren dar un paso atrás.
Su plan era proseguir con la negociación de la ley catalana mientras se celebraban los comicios en las organizaciones. Un proceso que debería dar el pistoletazo de salida el 2 de octubre, el día después de que tuviera lugar el referéndum que le ha costado el cargo.
El personaje más discreto del Govern, ha sido destituido cuando no han pasado ni 24 horas de su afirmación con mayor transcendencia mediática de su carrera. El rechazo a la votación.