Los resultados de la última encuesta de la Generalitat consolidan la tendencia a la baja de los partidarios de la independencia de Cataluña. Pero, en esta ocasión, existe un hecho diferencial que se esconde detrás de esos datos fríos: que la corrupción desmoviliza sin que la agitación patriótica en torno a las condenas por el 9N haya podido neutralizar esa pérdida de fuelle secesionista.
En efecto, el barómetro que ayer hizo público el Centro de Estudios de Opinión (CEO), dependiente del Gobierno catalán, constata que el no a la independencia gana ya por cuatro puntos al sí. Pero se da la circunstancia de que esta encuesta, basada en entrevistas a 1.500 personas, se realizó entre el 6 y el 21 de marzo, es decir, entre el inicio del juicio por el caso Palau y las condenas de inhabilitación al expresidente Artur Mas y las exconsejeras Joana Ortega e Irene Rigau por organizar la consulta del 9 de noviembre de 2014.
Movilización... y paso atrás
Tanto la vista oral como la sentencia por desobediencia dieron lugar a sendas movilizaciones sociales --tímidas caceroladas, en el segundo caso--, promovidas por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, para apoyar a los acusados. La imagen de Mas, Ortega y Rigau recorriendo las calles de Barcelona arropados por simpatizantes de la causa fue aprovechada mediáticamente por los partidos independentistas, pero, en pocos días, quedó neutralizada por las revelaciones del juicio por el expolio del Palau de la Música.
Las confesiones de los procesados y de los empresarios que declararon como testigos arrojaron nuevos datos sobre la supuesta financiación irregular de CDC mediante el cobro de comisiones por adjudicación de obra pública. El impacto de esas revelaciones parece haber influido en esa desmovilización secesionista que subraya el CEO, que, por otro lado, apunta a la pérdida de mayoría absoluta --situada en 68 escaños-- de Junts pel Sí y la CUP si se celebraran elecciones catalanas.
Tan español como catalán
También se confirma lo que ya es una constante en ese barómetro: que la mayoría de los encuestados se siente identificada con la frase Soy un catalán que vive en Cataluña (42,7%), frente al 21,3% que dice ser un español que vive en Cataluña y el 16,2% que se considera un catalán que vive en España. Igualmente mayoritaria es la postura Me siento tan español como catalán, con el 36,7%, mientras que el 22,6% afirma ser Más catalán que español y el 23,3% que solo se siente catalán.
¿Vive el independentismo catalán sus últimos estertores? La encuesta señala, no obstante, que la convocatoria de un referéndum es apoyada por el 50,3%, tanto si lo quiere el Gobierno español como si no, mientras que el 23,3% lo apoya pero si solo es acordado con el Ejecutivo central, y el 22,7% lo rechaza de cualquier forma. Unos datos que también podrían ser interpretados como un deseo de que el llamado procés finalice de una vez por todas.