Esperando (o no) a Cospedal. Así se encuentra en estos momentos el PP catalán, donde nadie discute que Xavier García Albiol será investido presidente del partido en el congreso que se celebrará antes de Semana Santa. Pero la gran incógnita es quién será el secretario general, es decir, quién llevará las riendas del partido. “La elección debe hacerla Albiol con total libertad”, explica a Crónica Global un dirigente del partido.
Sin embargo, el futuro del PPC está muy condicionado por el de la actual secretaria general del partido a nivel nacional, María Dolores de Cospedal. Pocos apuestan por su continuidad, dada su condición de ministra de Defensa. Un cargo que, según fuentes del partido, no puede verse salpicado por batallas internas o casos de corrupción. “Es un ministerio de Estado, como el de Interior, Asuntos Exteriores o Justicia, no puede exponerse a determinados escándalos”, explican.
Son de dominio público las malas relaciones entre Cospedal y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. La primera está identificada con el discurso más duro del PP, mientras que la segunda ha asumido la responsabilidad de gestionar el “problema catalán”, léase desafío independentista, mediante la llamada operación diálogo. Una operación que ha puesto nervioso al equipo de Albiol, que advierte de que contemporizar con el procés puede provocar una nueva fuga de votantes hacia Ciudadanos.
Los afines a Cospedal
Un miembro del entorno de Albiol confiesa que sería preferible que Cospedal continuara al frente del PP. No en vano, la catalana Dolors Montserrat, ministra de Sanidad, está considerada afín a la dirigente manchega. Y con este sector identifican a Alberto Villagrasa, presidente de la provincial de Barcelona, cuyo nombre aparece en las quinielas junto a Manuel Reyes, exalcalde de Castelldefels y presidente del grupo popular en la Diputación de Barcelona, próximo al veterano Alberto Fernández, que todavía mantiene cierta influencia en varios municipios metropolitanos. Villagrasa y Reyes descartan, en declaraciones a este diario, la posibilidad de ser número dos del partido, aunque es más probable que la pugna entre ambos se produzca en el congreso provincial, que será posterior al catalán.
También sonó en su momento Alejandro Fernández, presidente del PP de Tarragona y actual portavoz del partido en el Parlamento catalán, que no esconde su afinidad con José María Aznar.
Los afines a Santamaría
Entre los afines a Santamaría se encuentra quien ahora representa “sus ojos y sus oídos”, Enric Millo, delegado del Gobierno en Cataluña, y Santi Rodríguez, a quien propios y extraños reconocen su gran papel como portavoz parlamentario.
Albiol quiere que se visualice la renovación del partido y hacerlo libremente. No será fácil pues, como se sabe, el PPC forma parte de una estructura nacional. Y aunque hubo propuestas fallidas en el pasado de crear un PP catalán autónomo, tal como hizo en su día el PSC, lo cierto es que no puede sustraerse a la influencia ideológica y orgánica de Génova.
Por todo ello, las declaraciones a Crónica Global del exministro Josep Piqué, en las que aseguraba que el Gobierno del PP no ha sabido hacer pedagogía en Cataluña, han hurgado en la herida de una formación, que parece condenada a elegir cíclicamente entre dureza --Vidal-Quadras, Alberto Fernández--, moderación --Piqué, Daniel Sirera-- o un término medio --Alicia Sánchez-Camacho-- que ponga paz entre las diferentes familias.