Las dudas internas de la CUP abren la puerta a un 'tamayazo' a la catalana
La fractura de la formación antisistema entre partidarios y detractores de investir a Mas beneficiaría a los intereses del presidente en funciones de la Generalitat
25 noviembre, 2015 23:34La posibilidad de que varios diputados de la CUP se desmarquen de la consigna general de no apoyar la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat toma fuerza a medida que pasan los días y se acerca la fecha límite del 10 de enero.
El presidente autonómico en funciones necesita el voto favorable de, al menos, dos de los diez parlamentarios antisistema para repetir al frente del Govern. Conscientes de esa situación y conocedores del compromiso de la CUP de impedirlo, desde Junts pel Sí (JxSí) --liderados por CDC-- activaron todos sus mecanismos de presión tras el 27S. Y el mensaje de "o Mas o nuevas elecciones" empieza a dar el resultado esperado: la división entre los que aceptan o rechazan las condiciones de JxSí es total en el seno de la CUP.
Endavant frente a Poble Lliure
Entre las diferentes corrientes internas de la CUP destacan dos polos enfrentados en el debate sobre la investidura de Mas. Por una parte está la organización Endavant OSAN (cuya cara más visible es la diputada Anna Gabriel), que se opone radicalmente a la investidura de Mas por considerarlo responsable de la política de recortes de la Generalitat durante los últimos años, por su relación con los casos de corrupción que salpican a CDC y por asociarlo al “autonomismo” y a las “élites” con las que pretenden acabar, tal y como señalaban en un comunicado emitido este lunes. Su lema sería “independencia y revolución” --todo a la vez-- y dominan fundamentalmente el área metropolitana de Barcelona.
En el otro extremo se encuentra Poble Lliure (herederos del desaparecido Moviment de Defensa de la Terra -MDT- y con el diputado Albert Botran como dirigente más destacado). Esta organización alerta de que no se debe dejar pasar la oportunidad para forzar la secesión --que considera el objetivo “prioritario”-- y se muestra más favorable a aceptar las condiciones de JxSí, como indicaban en otro comunicado también lanzado el lunes. Su consigna sería “primero la independencia y después la revolución” y tienen una implantación más potente en la Cataluña rural.
Discrepancias cada vez más sonoras
A lo largo de esta semana, las discrepancias en el seno de la CUP se han intensificado. Este martes la organización juvenil Arran --otra de las que tienen más peso en el caótico conglomerado organizativo cupaire-- se ha sumado a la guerra de comunicados. “¡Hasta nunca, Mas!”, se titula el texto en el que advertían de que el actual presidente en funciones de la Generalitat “no es ni puede ser sinónimo de independencia”, y que se acompaña con una imagen de Mas boca abajo.
En cambio, Juli Cuéllar, concejal de la CUP en Mataró --uno de los bastiones históricos del partido-- ha apostado abiertamente por investir al “indeseable” de Mas “dada la coyuntura política y la actual correlación de fuerzas”. Y alerta del riesgo que hay de que “los sectores conservadores vinculados a CDC se descuelguen del proceso independentista” si les ponen condiciones demasiado exigentes.
La militancia opta por resistir
Estos días la CUP está celebrando asambleas locales por toda Cataluña para debatir esta cuestión antes de la conferencia “nacional” convocada para el próximo domingo en Manresa, donde no está previsto que tomen una decisión definitiva.
Según diversas fuentes, la posición de los militantes en esas reuniones parece decantarse ligeramente por resistir las presiones y cumplir el compromiso de no votar a favor de la investidura de Mas.
Una fractura facilitaría el 'tamayazo'
El escenario que se dibuja apunta a un enfrentamiento entre dos facciones irreconciliables sin que se divise una solución que pueda satisfacer a ambas partes. El diputado Benet Salellas advirtió el lunes de que esta situación de tensión incluso podría llegar a “fracturar” el partido.
Esa fractura unida a la peculiar y anárquica configuración de la CUP facilitaría la posibilidad de que un par de sus parlamentarios se sintieran legitimados para no obedecer la posición oficial del partido --el independiente Julià de Jòdar fue el primero en confesar sus dudas tras el 27S--.
A la CUP le tiemblan las piernas y la opción de que Mas sea investido presidente de la Generalitat gracias a un ‘tamayazo’ a la catalana vuelve a aparecer en la quinielas.