¿Se le queda pequeño a Ada Colau el Ayuntamiento de Barcelona? ¿Prepara un asalto al otro lado de la plaza de Sant Jaume, para ser la primera presidenta de la Generalitat? Este es un convencimiento de no pocos observadores de la política catalana. Y los últimos gestos de la alcaldesa de Barcelona --incluso en lo que se refiere a su estética personal-- apuntan insistentemente en esta misma dirección.
"Hay que marcar una agenda propia y prácticas de éxito para demostrar que las cosas que dice el Estado que no se pueden hacer sí se pueden hacer". Así ha hablado Colau este miércoles, en un debate en Barcelona junto a otros dos alcaldes elegidos en las elecciones de mayo en listas de la izquierda, Joan Ribó (Valencia) y Pedro Santisteve (Zaragoza). Y no es la primera vez que Colau se erige en voz de los ayuntamientos de las listas de "confluencia". Hace un mes y medio ya organizó el encuentro "Ciudades por el Bien Común", proyectándose así como líder de la izquierda alternativa municipalista. Pero ese no ha sido el único gesto de Colau en los últimos días.
El martes, la alcaldesa encabezó la concentración en defensa de Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau, después de que las dos consejeras declararan como imputadas ante el TSJC por la organización de la consulta independentista del 9N. Con este gesto, Colau dio un nuevo paso en su acercamiento al independentismo. Siempre dentro de la ambigüedad, sin pedir directamente la independencia. Pero sin rechazarla tampoco de entrada, como sí hacen sus teóricos socios de ICV-EUiA y --sobre todo-- de Podemos.
Nada implicada con Catalunya sí que es pot en la campaña
De hecho, Colau ya mostró un notorio desapego de ecosocialistas y podemitas en la campaña electoral, hasta el punto de que no participó en ningún acto de apoyo a su lista, Catalunya sí que es pot. Y no sólo eso: no pidió explícitamente el voto para ésta, y algunos de sus concejales, en cambio, anunciaron que votarían a un rival directo como la CUP. Y dio un significativo apoyo a la manifestación del 11S, aunque no participó en ella, ante la que Catalunya sí que es pot se situó de perfil.
El distanciamiento de Colau con Catalunya sí que es pot se ha intensificado aún más tras las elecciones del 27S, en las que estos quedaron por debajo de las cifras de ICV-EUiA en solitario en 2012, en contraste con el éxito de Bcomú en las municipales. Parecería lógico que ahora Colau sí se implicara con ecosocialistas y podemitas de cara al 20D, para aportar su grano de arena en intentar mejorar resultados. Lejos de esta intención, lo que ha hecho BComú es flirtear con la idea de presentarse como tal a estos comicios. Lo que anunciaron en un comunicado en el que no se hace referencia alguna a ICV-EUiA, Podemos o Catalunya sí que es pot.
El nuevo 'look' de Colau
Aun hay gestos más sutiles, pero no menos significativos. Este mismo miércoles, el ayuntamiento ha presentado un proyecto de ordenanzas fiscales en el que congela impuestos y tasas, aludiendo a la buena salud financiera del consistorio. Una medida a priori no muy propia de la izquierda alternativa. Y también contribuye a dar una imagen más centrada el notable cambio de imagen de Colau.
Como candidata, en sus primeros meses como alcaldesa, y hasta hace muy poco, Colau ha aparecido casi siempre en público con una apariencia que cabría calificar como estudiadamente descuidada. Casi siempre con sencillas --y repetidas-- chaquetas de punto, nada o casi nada maquillada, y sin prestar excesiva atención a su peinado. Su nueva y más reciente imagen --de este miércoles en TV3--, en cambio, es notablemente diferente: sobria --y más elegante-- chaqueta negra, nuevo peinado, cejas bien depiladas, e incluso una perceptible pérdida de peso. Es decir, menos popular, más estadista. O más presidencial.