"La España de las Autonomías ha hecho progresar a España en los últimos treinta años como en ningún otro período en la historia, pero necesita desarrollarse hacia un Estado federal que permita el máximo autogobierno de sus partes y un verdadero gobierno compartido, si quiere dar una respuesta eficiente a sus ciudadanos y ciudadanas".
Así se presenta el manifiesto 'Lo que no quieren oír, pero debemos proponer: hacia una España social y federal', que promueve un grupo de intelectuales de izquierdas (Joan Botella, Victòria Camps, Manuel Cruz, Laura Freixas, Jordi Gràcia, Carlos Jiménez Villarejo, Ismael Pitarch y Carme Valls-Llobet) en la órbita de Federalistes d'Esquerres.
"No se ha entendido como unión en la diversidad sino como separación"
El texto aboga por el federalismo frente a "la imposición de un Estado unitario y centralista" que "se ha demostrado ineficaz e inviable para gobernar la España plural formada por diversas identidades, tradiciones y territorios con voluntad de autogobierno".
Sin embargo, también reconocen que "el federalismo en España no se ha entendido como unión en la diversidad sino como separación".
"Nadie sabía demasiado bien qué era un sistema federal"
En ese sentido, explican que "la democracia española de la Transición no se construyó federal y repudió tanto el nombre como la etiqueta, porque sus resonancias históricas parecían negativas y enigmáticas".
"Nadie sabía demasiado bien qué era un sistema federal, por ello la Constitución propició una forma de autonomismo, con connotaciones tímidas y vergonzantemente semi federales", añaden.
"Hoy la estructura de Estado aparece como problemática"
Eso, continúan, ha derivado en que "hoy tal estructura de Estado aparece como problemática e incluso como causa de los males colectivos de España y de Cataluña".
"Desde la derecha más uniformista se pretende corregir los excesos descentralizadores que, dicen, han generado el llamado Estado de las Autonomías, de perfume federal; desde el independentismo nacionalista se califica al mismo Estado de poco descentralizado y se le señala como el origen de una opresión constante y frustrante para las aspiraciones colectivas de las respectivas naciones", subrayan.
E insisten en que "ambas opciones no parece que admitan alternativa válida alguna y, a la vez, desprecian el federalismo como conciencia colectiva, como ética compartida y como forma de pactar la convivencia de las partes del Estado, a un tiempo sustancialmente iguales y sustancialmente ligadas a sus singularidades".
"Reformular y actualizar" el Estado de las Autonomías
Los firmantes del manifiesto señalan que "el instrumento para revitalizar una verdadera alternativa únicamente puede ser el federalismo, estrechamente ligado al catalanismo político en otros momentos históricos, al que debemos enriquecer ahora con las razones y sentimientos del presente: reformular y actualizar los acuerdos explícitos y las complicidades tácitas que dotaron de sentido al Estado de las Autonomías hace más de treinta años exige ahora una dimensión plena e intensamente federal".
Y añaden:
"Hoy en día sigue siendo la solución práctica y política más razonable para controlar las tensiones internas y explotar las sinergias obvias del presente. Todo ello en el seno de una Europa Federal en la que el federalismo garantice la pluralidad y el protagonismo de ciudadanos y ciudadanas, naciones y regiones, para contrapesar y limitar el de las tecnoestructuras gobernantes y administrativas y el predominio agobiante de los Estados, que menosprecian naciones, culturas y pueblos".
"No es una propuesta de moderación ni de prudencia"
El manifiesto destaca que la reforma federal "no es una propuesta de moderación ni de prudencia", puesto que "hoy la valentía consiste en llamar la atención sobre los reyes desnudos, tanto el del sueño recentralizador como el del sueño de la independencia, porque ninguno de ellos puede prometer ni garantizar una forma de prosperidad económica, social y cultural mayor que la conseguida hasta el momento en que explotó la insolidaria crisis abierta hace siete años, todavía mal curada y que, como siempre, sigue cargando fundamentalmente sobre los sectores más desprotegidos y menos responsables de su aparición".
Y explica que "el federalismo armoniza las diferencias territoriales de un mismo Estado porque nace de una ética de la fraternidad solidaria; aspira a neutralizar las distancias económicas y sociales y a distribuir de forma más justa y equilibrada tanto las competencias como los beneficios".
"El federalismo como ética de una izquierda solidaria"
El texto considera que "gran parte del independentismo catalán nace como estrategia de autoprotección contra la crisis, como escudo de defensa contra la ayuda económica a otras regiones españolas a las que acusa de beneficiarse con la riqueza robada a los catalanes".
Y concluye que "invertir esta lógica significa retomar el federalismo como ética de una izquierda solidaria que no puede dejar tirados a quienes menos tienen".
El federalismo "en la España de hoy es una opción de izquierdas"
Finalmente, y aunque consideran que "el federalismo en sí mismo no es de derechas ni de izquierdas", considera que "en la España de hoy es una opción de izquierdas porque no se resigna a favorecer a la sociedad más poderosa para que siga siendo más prepotente y a perjudicar a la sociedad más pobre hasta que llegue a la miseria".
Así, definen el federalismo como una fórmula para "frenar el fraude fiscal"; "sajar la corrupción estructuralmente consentida"; luchar por "la protección y transformación del Estado del bienestar"; y desarrollar "una nueva ley de partidos y su financiación" y "una nueva ley electoral".
Un modelo que debe servir para "armonizar las diferencias de familia, clase y horizontes vitales: para que la igualdad de oportunidades de los ciudadanos no siga siendo retórica; para que el fraude a Hacienda empiece a condenarse como pecado insolidario capital sólo perdonable con la restitución; para que la percepción de una solidaridad activa del Estado con los más desfavorecidos encuentre su expresión en una España social y federal".