Javier Cercas, escritor, este domingo en El País Semanal:
"A principios de agosto declaró Artur Mas que 'la recuperación económica tiene acento catalán', porque 'en Cataluña las cosas se hacen mejor'. El optimismo de nuestro líder independentista es imbatible: lo acosan problemas descomunales, pero allí sigue, impertérrito y sonriente, prodigando buenas noticias. En el fondo es natural: para los independentistas catalanes ya todo es una noticia favorable; quiero decir, una noticia que hace la independencia, más que necesaria, imprescindible: pase lo que pase, se diga lo que se diga y lo diga quien lo diga (Merkel, la Comisión Europea, el BCE, el FMI o el sursuncorda), la independencia de Cataluña es la solución a nuestros problemas. A estas alturas el independentismo, que intentó meritoriamente presentarse como un proyecto racional, ya es sólo un acto de fe (como enamorarse o creer en las brujas, que por cierto también eran meritoriamente presentadas como reales), y quien no es capaz de compartir la fe o la pone en duda, como Raimon, se convierte en un hereje o, lo que es peor, en un nacionalista español. Como el ladrón cree que todo el mundo roba, el nacionalista cree que todo el mundo es nacionalista, igual que si el nacionalismo fuese congénito al ser humano y no un invento romántico con apenas dos siglos de existencia. Así que, según Mas, cuando las cosas van mal, los responsables son los españoles, pero, cuando van bien (o parece que empiezan a ir bien), los responsables somos los catalanes [...]".