Jordi Barbeta, redactor jefe de Política de La Vanguardia, en un artículo publicado este jueves:
"[...] Aunque la posición del Gobierno español parece cerrada a cal y canto, algunos diputados de CiU no lo interpretan de manera pesimista. 'Ahora están fijadas las posiciones de partida, están muy alejadas, pero ya no lo pueden estar más, a partir de ahora sólo puede haber acercamiento o ruptura', señalaba un miembro del grupo catalán. Pero existen movimientos disuasorios contra la ruptura, sobre todo procedentes del mundo económico y de la Unión Europea, que presionan para promover un acuerdo.
En estos momentos, con la inminencia de las elecciones europeas, cualquier movimiento público sería interpretado como un signo de debilidad del Gobierno español, por eso se considera fundamental realizar gestiones en secreto que no puedan ser utilizadas por los sectores más extremistas para dinamitarlas. Sin embargo, precisamente porque el foco se situará en el escenario electoral, no se descarta que los interlocutores secretos aprovechen para trabajar de forma subterránea en busca de la tercera vía.
La fijación de posiciones permite concretar en qué podría consistir la tercera vía: un acuerdo político previo sometido a consulta de los catalanes a partir de una ley de consultas del Parlamento [autonómico] declarada constitucional. Para llegar a ello, la consulta no debería incluir la independencia entre las posibilidades de respuesta, pero el acuerdo sí podría incluir una disposición adicional en la Constitución que reconociera la singularidad de Cataluña.
Pero por si acaso y para que nadie se lleve a engaño ni se haga más ilusiones de la cuenta, Rajoy, después de ver que algunos periódicos habían destacado la obviedad de que la Constitución se puede reformar como si fuera su intención, aprovechó su intervención final para dejar claro que no entra en sus planes iniciar un proceso político de esas características".