Ni un paso atrás. El presidente de la Generalidad y líder de CDC, Artur Mas, se aferra a su plan independentista y pisa el acelerador sin moverse un milímetro de su intención de celebrar un referéndum para la secesión de Cataluña el próximo 9 de noviembre, pese a ser consciente de su ilegalidad. El choque de trenes está servido.
De hecho, él mismo así lo ha reconocido en el acto celebrado este sábado ante cerca de 2.000 dirigentes, militantes y simpatizantes (un Consejo Nacional ampliado) en el Palacio de Congresos de Cataluña, en Barcelona, que supone el punto de partida de la campaña para la consulta, de improbable celebración.
En ese sentido, Mas ha destacado que la aprobación ésta semana en el Parlamento autonómico de la petición al Congreso para que ceda las competencias para celebrar el referéndum solo ha sido "un paso más en el camino".
"No es el primero, ni será el último. Preparémonos todos. Abrochémonos el cinturón de seguridad, que habrá turbulencias", ha augurado mientras dibujaba una sonrisa irónica.
"Ofenden la dignidad del pueblo catalán"
Mas ha insistido en que esa petición es una "ocasión de oro" para que el Gobierno dialogue con la Generalidad, respondiendo de esta forma a las acusaciones del presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, quien este viernes lamentó que las "decisiones unilaterales" del líder nacionalista hacen "imposible dialogar".
Según Mas, "no puede haber diálogo, acuerdo y negociación si hay una sola mano tendida", y ha considerado que la Generalidad es la única que tiene "voluntad de entendimiento" y lo hace de una forma "impolutamente legal".
Además, ha señalado que el proyecto secesionista que promueve -que ha admitido que despierta "irritación" y desconcierto en el resto de España- solo tiene por objetivo que Cataluña pueda vivir "tranquila" y sin "intromisiones permanentes" del resto del país que "ofenden la dignidad del pueblo catalán", como las sentencias judiciales y las leyes que ordenan restablecer el bilingüismo en las escuelas.
"Un país normal es aquel que no necesita tenerse que defender cada día con uñas y dientes porque le quieren romper las piernas de su sistema de inmersión lingüística de su lengua, que quiere decir del nervio de su identidad", ha remachado.
"Supervivencia", "provocaciones", "humillaciones", "imposiciones"
Como ocurrió hace una semana, en la inauguración de los actos de conmemoración del tricentenario de 1714, Mas ha vuelto a apelar a la épica.
Así, ha hablado de "supervivencia del pueblo catalán"; de "un país resistente"; de que "cada día recibimos provocaciones"; de "desconexión" respecto al resto de España, e incluso ha recordado que el Gobierno tiene "las Fuerzas Armadas".
También ha denunciado una supuesta "involución" del autogobierno, "agresiones" al catalán, "humillaciones", "imposiciones", acusaciones a Cataluña de "insolidaria y tacaña" y "campañas" de todo tipo contra Cataluña. "La mayoría del pueblo catalán se ha cansado de nadar a contracorriente", ha concluido.
"No somos propiedad de nadie"
"Estamos asqueados porque en determinados sectores fuera de Cataluña se compare el proceso democrático, pacífico y mayoritario que está haciendo Cataluña con sistemas totalitarios, fascistas y dictatoriales, porque eso también ofende nuestra dignidad y es de una falsedad rotunda y de un cinismo profundo", ha indicado.
Mas ha comparado a Rajoy con un jugador de fútbol que, después de hacer zancadillas, "se tira al suelo" y simula que él es el agredido. En esta ocasión, además, ha parafraseado a Winston Churchill: "Si nos dedicamos a alimentar la confrontación entre el presente y el pasado, no sabremos ni podremos construir nuestro futuro".
Sin embargo, no se ha ahorrado una última advertencia al Gobierno: "No tenemos ganas de pelearnos", pero sería "muy grave" que alguien "intentase abortar" la consulta; "podemos ser aliados de todo el mundo, también del Estado español, pero no somos propiedad de nadie". Mas ha sido recibido y despedido con gritos de "independencia".