El líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, durante su conferencia pronunciada en el Borne Centro Cultural

El líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, durante su conferencia pronunciada en el Borne Centro Cultural

Política

Alberto Fernández Díaz 'profana' el templo sagrado del independentismo catalán

"Propaganda", "tergiversación", "distorsión", "falacias", "mitificación", "adoctrinamiento", "egoísmo político", "cultivo de la división", "invento", "creación de una épica", "tópicos", "datos mal interpretados", "falsedades" y "emoción identitaria", son algunos de los calificativos que ha dedicado el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona a describir el Borne Centro Cultural durante una conferencia pronunciada en el propio museo. "La perversión de sus responsables es total", concluye.

15 enero, 2014 21:03

El líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, ha cargado este miércoles duramente contra el Borne Centro Cultural -el museo promovido por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalidad de Cataluña para conmemorar el 300 aniversario de 1714-, tildándolo como una herramienta más de "propaganda" del independentismo catalán. Y lo ha hecho en un acto celebrado en el propio museo.

Con el título "Otra historia de Cataluña", y ante cerca de 300 personas que llenaban la sala Moragues, el dirigente popular no ha ahorrado en críticas a este templo del nacionalismo catalán -su "zona cero"-, inaugurado en septiembre pasado y considerado como el epicentro de los actos que durante todo este 2014 llevarán a cabo el Gobierno autonómico y el municipal para rememorar la toma de Barcelona a manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión española.

Durante unos 40 minutos, Fernández Díaz ha repasado las innumerables "mentiras" que se muestran en las distintas exposiciones del centro. Un museo dedicado, ha insistido, a "tergiversar" y "distorsionar" la historia.

Una "deformación" de la historia

"El concepto de la historia y de su praxis se ha pervertido en nombre de una querida deformación de los hechos, acomodándolos a la realidad política de una opción concreta que obedece a una noción independentista", ha denunciado, antes de poner algunos ejemplos de ello, como el hecho de todos los mensajes del museo apuntan que "todos" los defensores de Barcelona eran austracistas o que luchaban por las libertades catalanas, y "esconden que también hubo catalanes que sirvieron al rey Felipe V".

También ha advertido de que la exposición -enfocada especialmente a los niños- "identifica a las tropas que asediaron la ciudad -la mayoría francesas- con el nombre de tropas españolas, y no como lo que eran: borbónicas"; señala que hubo violaciones y saqueos "masivos", pese a que el Duque de Berwick -el comandante de los asaltantes- no lo permitió; utiliza el blanco para el color de unas tropas y el azulgrana para las otras ("ya os podéis imaginar la asignación de los bandos en función de los colores"); "se citan iconos inexistentes, como que 1714 supone el fin de las fuerzas armadas de Cataluña"; y "se introducen conceptos actuales muy ligados al independentismo, como el expolio fiscal y el fin del Estado catalán, otra realidad inexistente, antes y ahora".

"Amnesia selectiva de los hechos"

Fernández Díaz ha destacado que el museo padece "una amnesia selectiva de hechos", porque "silencia" que en la Guerra de Sucesión "luchaban hombres y mujeres para defender a uno de los dos aspirantes a ocupar la Corona española", y que "morían gritando viva el Rey de España". También se oculta que el "héroe" Rafael Casanova "murió tranquilamente en su casa" a los 83 años, casi 30 años después de 1714, "tras haber trabajado como abogado".

"Falacias", "mitificación", "adoctrinamiento", "egoísmo político", "cultivo de la división", "invento", "creación de una épica", "tópicos", "datos mal interpretados", "falsedades" y "emoción identitaria", son algunos de los calificativos que ha dedicado a describir el Borne Centro Cultural. "La perversión de sus responsables es total", ha insistido.

"Es un monumento a la historia deformada y parcial al servicio del independentismo. Un descarado ejercicio de ingeniería social. Un lugar hecho para construir una coartada [para el independentismo]", ha añadido, donde se muestra como una "confrontación" entre Cataluña y el resto de España lo que en realidad fue "una guerra civil" y "una guerra mundial". Un conflicto que "los antiguos amos de Cataluña" aprovecharon para intentar "mantener sus privilegios", pero que el Decreto de Nueva Planta -"muy discutible en muchísimas cosas"- evitó al "abolir el feudalismo" vigente hasta entonces.

Un costoso monumento al independentismo

El líder el PP en el Ayuntamiento de Barcelona también ha recordado el coste que el complejo cultural ha tenido para las arcas públicas: 74 millones de euros. A lo que hay que sumar 400.000 euros de la exposición temporal o los dos millones anuales de déficit que se prevén en adelante.

También ha lamentado que la tienda del museo está plagada de productos independentistas de todo tipo, "pese a que la estelada no existía en 1714", incluyendo "algún libro con dianaas del PP", lo que ha considerado como de un "fanatismo extremo".

Entre las curiosidades, Fernández Díaz ha destacado los 70.000 euros que ha costado el mástil para la señera gigante situado a la entrada, "que tiene la medida simbólica de 17,14 mentros de altura". Una "coincidencia" que también se da con el precio que se acaba de establecer este año para la tarjeta T-10 de los transportes muncipales de barcelona: 10,30 euros, esto es, 1.714 pesetas.

La conferencia ha sido presentado por el escritor y colaborador de CRÓNICA GLOBAL Miquel Porta Perales, que también ha denunciado la tergiversación con la que el museo presenta los hechos históricos. "Un ejercicio de ingeniería social deliberado", ha sentenciado.

Al acto ha asistido el director del Borne Centro Cultural, el activista independentista Quim Torra. Discretamente sentado en la penúltima fila de la sala, Torra ha escuchado atentamente las dos intervenciones. Su rostro no podía ocultar la incomodidad de las palabras que estaba escuchando: una verdadera profanación de uno de los templos sagrados del nacionalismo catalán.