Es, quizá, la mejor noticia en el peor momento. La vacunación contra la infección que causa el virus SARS-CoV-2 ha evitado unas 10.000 muertes y 300.000 positivos en solo un año. Y entre 60.000 y 80.000 hospitalizaciones, incluyendo entre 10.000 y 13.000 ingresos en las unidades de críticos (ucis). Son datos que transmitió ayer la secretaria de Salud Pública de la Generalitat de Cataluña, Carmen Cabezas, y que aportan contexto a la historia de éxito que ha sido la estrategia de inmunización. 

Tras unos inicios dubitativos, y la jeta de unos pocos a los que investiga la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), la vacunación ha funcionado en líneas generales y, entre otros, por la entrega de los sanitarios y la responsabilidad de una mayoría de ciudadanos. La inmunización contra el Covid-19 funciona, pese al desánimo de la población por estar sumidos en una nueva ola de coronavirus. Pero tal y como lo describe Adelaida Sarukhan, de ISGlobal, estamos en la misma tormenta, pero hemos reemplazado el barco

Las vacunas lo han cambiado todo, y ya cada vez menos recuerdan los episodios trágicos de las primeras olas de la pandemia, cuando hospitales de la solvencia del Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), Can Ruti, tuvieron que vaciar sus bibliotecas a toda prisa para ampliar sus ucis ante un alud de enfermos. O los cinco hospitales satélite que elevó Cataluña en pocos meses para ampliar su capacidad asistencial. Esto ocurrió, y en plena curva ascendente de la sexta ola, se debería recordar.

Porque el sistema sanitario se podría volver a tensionar, esta vez por la elevada transmisibilidad de la variante ómicron, como recordó el CGCOM a las puertas de Nochebuena. El Consejo de Colegios de Médicos subraya no obstante que la vacunación "por sí sola no es suficiente", aunque sí un buen punto de partida para doblegar ya no la curva de la presente ola, sino las que vendrán. 

Por ello, los datos de que la vacuna ha funcionado son la mejor noticia en el peor momento. Cuando un nuevo envite del virus está azotando Europa y obligando a cierres gubernativos de actividades ya devastadas en anteriores ataques de la enfermedad.

Conviene no obstante armarse de paciencia, resolver los llamados espacios de mejora de la campaña de vacunación --así como las reivindicaciones de los profesionales que componen el sistema sanitario-- y, sobre todo, reivindicar la historia de éxito que ha supuesto en el marco de una crisis sanitaria de primer orden.