Orriols y las incoherencias lingüísticas

Sílvia Orriols recurre a su esencia, la lengua catalana, para tomar Barcelona. Porque no hay que olvidar que la líder de Aliança Catalana es una independentista de tomo y lomo.

Sabe bien que la fractura de España es hoy una quimera. Por ello, prioriza otras cuestiones, enfocadas en dejar una Cataluña más ordenada y a punto para cuando llegue el momento.

Poner coto al desmadre de las ayudas a los inmigrantes, un imán para ellos, y a la vista gorda de la que gozan los multirreincidentes, y reducir la burocracia y la servidumbre son dos de sus objetivos.

Pero hay otro que, por su atractivo discurso –hoy sería tercera fuerza en Barcelona y segunda en Cataluña–, pasa por alto: la imposición del catalán.

Orriols solo habla en catalán. Y únicamente concede entrevistas en esta lengua, su lengua, así como la de millones de ciudadanos, que es cooficial en Cataluña.

No le ha ido mal hasta ahora. Con su discurso ha convencido a muchos ciudadanos, hartos, que ni siquiera son independentistas. Pero su ofensiva puede pasarle factura.

Aliança Catalana ha iniciado una cruzada en Barcelona contra el castellano, lengua mayoritaria e igualmente oficial: 700 denuncias a comercios que no rotulan en catalán.

Hay que reconocerle que predica con el ejemplo, no como los catalanes de postureo, que reclaman tecnología en ese idioma y luego configuran en castellano sus dispositivos.

Lo dice un nuevo estudio de Plataforma per la Llengua, también conocida como los espías del recreo, que revela “profundas incoherencias” entre lo que se pide y lo que se hace.

Al parecer, la mitad de los catalanes (50%) reclama a las empresas que operan en Cataluña que tengan una versión en catalán de las webs, pero actúa de boquilla.

El estudio afirma que solo el 20% de la población procura “mucho” tener los dispositivos en catalán –sobre todo los jubilados, con un 45%–, y un 60% –jóvenes– no le presta atención.

Cierto es que el 77% de los catalanohablantes exclusivos –que no deben ser muchos– sí lo hace, frente al 13% de los castellanohablantes y un 14% de los bilingües.

Sabrá Orriols lo que hace, pero su público objetivo es reducido, y su apuesta puede restarle algunas simpatías. No importa. Aunque gane, no gobernará la Generalitat.

¡Feliz 2026!