Nuevo paso hacia el arreglo del desbarajuste de la vivienda.

La Generalitat presentó el martes una línea de préstamos sin intereses para incentivar entre los jóvenes la compra de su primer inmueble y, así, mejorar la ratio de emancipados. Esta, en Cataluña, se sitúa en un pobre 16,8% a tenor del último informe del Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud de España.

A partir del próximo 30 de junio, los jóvenes pueden acogerse a una nueva ayuda destinada a la adquisición de una vivienda sin tener ahorros.

Es decir, entrar en el mercado inmobiliario como propietarios sin enfrentarse a la temida entrada. Ni reducir su vida social durante años para apoquinar el tremendo monto de dinero que permite salir de casa de los papas o huir de los vaivenes del alquiler. Ni pluriemplearse para complementar sueldos mileuristas.

Evidentemente, hay límites. El máximo al que los interesados pueden aspirar es el 20% del valor del inmueble, con un tope de 50.000 euros.

Esto dará un empujón a un puñado --a determinar-- de beneficiados cada año hasta 2029, con un presupuesto de 100 millones anuales. Deberán devolver el dinero avanzado una vez acabe la hipoteca, que financiará el 80% restante. Entidades como Banco Sabadell, CaixaBank y BBVA se han adherido al plan.

Las instituciones se juegan en las cuestiones del comer su credibilidad, y la vivienda es una de ellas; quizá la más palmaria.

El Ejecutivo es ahora consciente de ello y se debe aplaudir que la administración catalana le dedique ahora la importancia que merece, tras los sucesivos gobiernos que hicieron del fracasado procés su prioridad. Ni Artur Mas, ni Carles Puigdemont, ni Quim Torra, ni Pere Aragonès pusieron orden en esta carpeta, que ha ido degradándose más y más.

Ahora bien, nada se resolverá ni hoy, ni mañana; ni siquiera durante esta legislatura, que pondrá los cimientos de lo que debe suceder en mandatos venideros. A esta medida le deben seguir otras tantas que amplíen el parque de vivienda protegida hasta, como mínimo, el 9% de la media europea, poniendo coto así al encarecimiento permanente del mercado.

Mientras no llegue el deseado Pacto de Estado en materia de vivienda --que ni está, ni se le espera a la luz de las escenas que dejó la Conferencia de Presidentes celebrada precisamente en Barcelona-- Cataluña lidera la respuesta contra el drama que, lamentablemente, marcará varias generaciones.