Año 2025. Tenemos planes para habitar Marte. Contamos con los mayores avances tecnológicos jamás planteados. Vivimos como nunca. Salvo resucitar, podemos lograrlo casi todo. Sin embargo, somos incapaces de ver venir, cada dos días, un nuevo peor momento histórico.

El de esta semana es ya “el peor apagón de la historia” de España. Por extensión y por número de afectados. La extraña desconexión, que Red Eléctrica nos vendía como imposible hace tres semanas, nos llevó al mundo de las sombras.

De Pedro Sánchez, el “peor presidente de la historia” –antes lo fueron Rajoy y Zapatero–, poco se podía esperar en esta crisis. Salió tarde, muy tarde, y lo hizo mal, muy mal. Sin tener ni idea de lo ocurrido, o eso decía. El primer mensaje llegó pasadas las seis horas, pero por su contenido, vacío, lo podía haber compartido a los 15 minutos del apagón.

No pasa nada. Estamos acostumbrados a las malas noticias. Cataluña acaba de superar “la peor sequía del siglo”, venimos de “la peor dana” en una centuria (y aun gracias, pues en otras latitudes viven “la mayor catástrofe climática”), de “la peor pandemia de los últimos cien años”, y de “la peor crisis inmobiliaria”, la del 2008.

Antes, también fuimos testigos del “peor atentado terrorista de la historia de España”, el 11M, y del “peor ataque terrorista de la historia de Barcelona”, el 17A. Ahora tocó el fundido a negro, y vendrán más peores momentos. Es lo que ocurre cuando dependemos de unos pocos, que, cuando fallan, adrede o por accidente, nos arrastran al caos. Y no hay plan b.

¿Aprenderemos algo de estas situaciones? Es posible. ¿Las utilizaremos para mejorar o diversificar? Complicado. En cierto modo, interesan estas situaciones para tener a la población con el corazón en un puño, lo que la hace más manipulable.

Porque ya es mala suerte que en el momento de mayor evolución de nuestra civilización, en el que –toquemos madera– no hay hambruna, ni vivimos guerras con bombas en primera persona, y la sanidad y la calidad de vida nos permiten llegar a muy viejos, estemos viviendo un “peor momento histórico” tras otro.

Cierto es que también estamos viendo muchas novedades, cosas muy positivas, aunque venden menos, las integramos con normalidad en nuestro día a día y no las tenemos tan en cuenta.

Sobre el resto, poco podemos hacer más que interiorizar que, sean los peores o no, vivimos momentos históricos que podremos contar algún día. Y hablo del terrorismo, del procés, del volcán de La Palma, de la dana… ¡solo faltan los extraterrestres! Al tiempo.