Ya veremos cómo se aplican los resultados de la consulta para la elección de lengua base en las escuelas realizada por la Generalitat Valenciana pero, en líneas generales, el proceso realizado pinta bastante bien.

A grandes rasgos, se trataba de determinar cuántas aulas se ofrecerán en cada curso en cada colegio en las que el valenciano sea la lengua principal y cuántas aulas en las que el español sea el idioma mayoritario de las asignaturas no lingüísticas.

Atención, hablamos de lengua principal o mayoritaria, que no única, como ocurre en Cataluña.

Es decir, los padres han votado para ver cuántas aulas en cada curso ofrecerán alrededor de un 60% o 65% en una lengua; al menos un 25% en la otra, y entre un 10% y 15% en inglés.

Por ejemplo, en un colegio con tres clases por curso, si un 65% ha votado por el valenciano como lengua base y un 35% por el castellano, deberán ofrecer dos clases en las que el valenciano sea la lengua mayoritaria y el castellano se imparta en un 25% de las asignaturas, mientras que la tercera aula ofrecerá la mayor parte de las asignaturas en español y un 25% en valenciano.

No cabe duda de que el PP de la Comunidad Valenciana es uno de los partidos que más corrupción ha cometido a lo largo de la historia. Y que Mazón está muy tocado (por ser generosos) por la gestión de la DANA.

Pero tampoco cabe la menor duda de que el modelo lingüístico que han planteado para las escuelas valencianas es el más justo de los que hay o ha habido jamás en una comunidad bilingüe. Sin duda, el mejor.

Y así hay que reconocerlo, por mucho que algunos showmans como Marc Giró o Jordi Évole pretendan ridiculizarlo, solo porque lo haya promovido un gobierno del PP con la ultraderecha.

Este sistema garantiza el uso de los dos idiomas oficiales en todas las escuelas, con un mínimo del 25% cada una. Y permite elegir en qué lengua se imparten más asignaturas, con mayor oferta de clases en función de lo que se haya votado en cada centro, pero manteniendo siempre una educación bilingüe.

La Generalitat de Cataluña debería tomar nota para cumplir, de una vez por todas, lo ordenado por los tribunales, y así respetar los derechos de los catalanes castellanohablantes, además de los de los catalanohablantes.

¿Para cuándo una consulta sobre la elección de la lengua base en las escuelas catalanas?