Ver para creer. En Cataluña, ese rara avis en el que resulta imposible recibir educación pública en la lengua mayoritaria y oficial (el castellano), resulta que el aprendizaje del catalán, igualmente oficial, ¡ha colapsado! Y es que numerosos manteros se han quedado sin plaza para adquirir los conocimientos del idioma más integrador del mundo mundial.
Al parecer, el Consorci per a la Normalització Lingüística, ente público, solo abre dos días para inscribirse a los cursos de catalán 2024-25, y las plazas son limitadas. Por si fuera poco, hacerlo por internet es un suplicio –el sistema es incapaz de asumir la alta demanda de la nueva realidad de Cataluña y, además, la web solo está en cuatro idiomas, insuficientes para las procedencias de tantos nouvinguts–, pero tratar de hacerlo presencialmente es peor, porque las colas son largas y lentas, y hay que acudir en horario laboral, igual que a muchas de las clases, por lo que hay que renunciar al trabajo o a estar con la familia para estudiar, ¡y eso no se puede permitir en la Cataluña catalana!
Quien lo denuncia es el llamado sindicato de manteros, que habla por boca de los manteros y de otros “miles” de inmigrantes que quieren “formar parte” de la vida catalana, algo que solo lograrán, al parecer, con un dominio exquisito del catalán. Un sindicato que no deja de ser una herramienta de blanqueo de lo que se oculta tras este colectivo desfavorecido, como desarrolló Núria González en otra ocasión. Más aún, en palabras de esta asociación, “aprender catalán es un derecho que la Administración debería garantizar a todo el que llega a Cataluña”.
Esperemos que el bien regado nuevo Departamento de Política Lingüística, que debe dotar de 200 millones (el primer año) el plan del Govern para con el catalán, atienda las peticiones de estos muchachos desamparados, que viven aislados por no poder comunicarse en la llengua pròpia. Por ahora, el Consorci per a la Normalització Lingüística se compromete a ampliar los cursos y superar las 100.000 inscripciones anuales. Suponemos que, con esta medida, el catalán, ahora en coma inducido por culpa de los colonos hispanocéntricos, estará a salvo por los siglos de los siglos. Amén.