El Govern acaba de expulsar de un hospital público a la empresa que prestaba un servicio innovador: la de medicina a altas presiones, recomendada para distintas enfermedades. La Consejería de Salud, en una de las últimas acciones de ERC al frente de la misma -antes de cederla al PSC, que ha designado como consellera a la doctora Olga Pané- ha decidido no renovar la externalización de la Medicina Hiperbárica en el Hospital Moisès Broggi de Sant Joan Despí.
Al frente del contrato figuraba Cris-UTH, la empresa creada por el doctor Jordi Desola, allá en 1990. Referencia en su campo, el médico atesora una larguísima experiencia profesional como facultativo de descompresión y tratamientos con elevadas presiones para otras enfermedades. Es un experto citado a menudo, amén de profesor en la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), vinculada al Opus Dei.
Pero el doctor Desola se equivocó. Acosó a una auxiliar de enfermería subordinada, y ello está probado en primera instancia y en segunda, en el TSJC. La justicia ratificó la desvinculación profesional de la sanitaria y obligó al galeno a pagarle cerca de 20.000 euros. Debido a su asedio, la chica terminó con ansiedad, depresión e ingresada durante 17 días en el ala psiquiátrica de un hospital.
Los hechos probados citan que Desola invadía el espacio personal de la mujer, que le regalaba flores -y no solo por Sant Jordi, y solo a ella-, que trató de regalarle unos zapatos, que le acarició el pelo, que comentaba su apariencia, que la trataba con el diminutivo "...eta", y que le hacía comentarios de índole sexual respecto a su marido, que sufría una enfermedad grave.
Ese fallo se conoció en 2015. La Sala Social constata que la auxiliar sufrió "vulneración de derechos fundamentales" por el hecho de ser mujer. Y que el comportamiento del facultativo con su subordinada no era el "normal ni habitual" para ser el presidente del consejo de administración. La decisión judicial fue final y, por ello, firme.
Desde entonces, nada cambió. No hasta que Crónica Global destapó el caso en 2022. Por el camino, la Sindicatura de Cuentas ya había cuestionado la forma de contratación de la unidad del doctor Desola.
Siete años entre la condena del TSJC y la información de este medio, que provocó que otras extrabajadoras corroboraran el "trato humillante" al que les había sometido el doctor Desola.
Ahora, dos años después, el médico y su empresa ya no dirigirán la unidad. ERC, antes de dejar el Govern, la ha internalizado. Pero nadie más ha actuado hasta ahora. Ni el Colegio de Médicos de Barcelona (Comb), ni la Universidad de Barcelona (UB), donde Desola era profesor y dirige un máster ad hoc de Medicina Subacuática, ni el Consorci Sanitari Integral (CSI), donde se integra el Hospital Moisès Broggi.
Incluso hay voces que alertan de que algunos sindicatos hicieron la vista gorda por "corporativismo". El caso del doctor Desola es el acoso entre batas blancas que nadie vio. Hasta que algunas valientes lo denunciaron, y este medio les dio voz.