Varias son las claves que convierten la oferta hostil del BBVA al Banco Sabadell en una operación de un porte tan extraño como irracional.
1.- La OPA hostil prosigue a una oferta amistosa de absorción que el consejo de administración del Sabadell rechazó. Tampoco la operación fue bien acogida por el ecosistema financiero español. Que el presidente del BBVA decida continuar por la vía del conflicto es una manera evidente de deslegitimar al órgano de gobierno del banco de origen catalán. No representáis a la propiedad, viene a decir Carlos Torres, que sea el mercado quien decida.
2.- La testosterona planea como una mancha de aceite por las sedes de los dos bancos. Carlos Torres intentó hablar con Josep Oliu por teléfono horas antes de que el Sabadell respondiera. Pudo tomar su avión privado y presentarse en Barcelona, como días antes había hecho para asistir al Trofeo Godó. El catalán no le responde y el presidente del BBVA, al más puro estilo de consultor de McKinsey, le remite un correo electrónico en el que le dice que es la máxima oferta que puede hacerle y que espera su aprobación. Oliu y su consejo dicen que no y unas horas más tarde hacen público el e-mail. Bofetón con la mano abierta a la discreción usual en estas operaciones. El mercado conoció así las limitaciones de BBVA para hacerse con el Sabadell. La respuesta de BBVA, la hostilidad.
3.- El Gobierno se pronuncia por vez primera y clara sobre la operación. El Ministerio de Economía dice que a España no le conviene esa concentración. Va contra la competencia bancaria y dificultará mucho la prestación de servicios financieros. El Gobierno tiene la llave, sin la firma del ministro la fusión no se realizará. Entre la Comisión Nacional de Competencia y Moncloa se puede frenar la integración de ambos bancos. Si el PSOE de Pedro Sánchez se opone; la oposición de PP (el presidente valenciano, Carlos Mazón, ya se ha opuesto) tampoco lo ve claro y los nacionalistas de Junts y ERC ven una pérdida de fuerza financiera para Cataluña, el BBVA lo tiene muy complicado de alcanzar el éxito. Todo el arco parlamentario, o su mayoría, se le gira en contra.
4.- El 25 de abril pasado, cinco días antes de la oferta, el presidente del Sabadell, Josep Oliu, cumplió 75 años. Los estatutos del BBVA impiden que haya ningún consejero con más de 75 años en los órganos de gobierno. Casualidad o no, la vicepresidencia que ofreció en primera instancia al Sabadell del banco resultante no hubiera sido jamás para el banquero catalán. El destinatario es el accionista mexicano del Sabadell (David Martínez Guzmán, con el 3,56%). México es la gran plaza del BBVA, la factoría de la mitad de sus beneficios. En España, la entidad que preside Carlos Torres es un banco normalito a pesar de que engulló una gran parte de las cajas de ahorros que fueron absorbidas en la última crisis financiera. En especial, las catalanas. Torres ha edificado toda su oferta con la mente puesta en México y en seducir a Martínez Guzmán.
5.- Carlos Torres se la juega. Fue consultor de McKinsey y, sobre todo, el escudero de Manuel Pizarro en la operación que convirtió Endesa en un cascarón esquilmado en manos de la pública italiana Enel. También tuvo un susto en Isofotón, empresa de paneles solares que saltó por los aires cuando él la dirigía. Lo rescató Francisco González (FG) para el banco español y suya es la compra del turco Garanti, toda una incógnita por el fortunón que le está costando a BBVA. Torres fracasó al intentar fusionarse con el Sabadell en 2020. Un segundo fracaso solo podría desembocar en una dimisión fulgurante para evitar que los mercados castigaran la cotización (y la reputación, of course) del banco. El bofetón de Oliu lo ha respondido con una OPA hostil. Perder la batalla podría significar el final de su carrera financiera en España.
Más allá de la idoneidad de la operación para cada uno de los intervinientes, el factor humano de sus protagonistas cobra una importante relevancia. El exceso de vísceras en la OPA y las dudas sobre su sentido económico son hoy el inicio de una operación que acaba de comenzar y de incierto resultado. Solo cabe recordar que mientras Endesa y Gas Natural batallaban en 2010 por su hegemonía, alguien fuera de España hizo números y se acabó quedando con el pastel. Al tiempo…