Sin prisa, pero sin pausa. Así es como Alberto Núñez Feijóo y su guardia pretoriana están desembarazando al PP de la losa pesada de tener a Vox como único socio a la hora de conformar mayorías parlamentarias y gobiernos. El camino hace tiempo que viene siendo explorado, con Esteban González Pons a los mandos de una osada expedición que ve en Junts a “un partido cuya tradición y legalidad no están en duda”. Elías Bendodo, quien ha defendido en las últimas semanas los contactos con el partido de Puigdemont, también dibuja rutas en el mapa.

La razón: la suma del PP y Vox se demostró insuficiente en julio de 2023 para derrotar al plurinacional Pedro Sánchez. Con este panorama, y sin resignarse a seguir en la oposición más allá de este mandato, normalizar los contactos con los partidos nacionalistas podría abrir una vía más rápida para que el PP vuelva a la Moncloa. Sin movilizar a la izquierda en su contra en campaña por solo poder pactar con los de Santiago Abascal.

La expedición avanzará a paso de hormiga ante el ojo avizor de Isabel Díaz Ayuso: la guardiana de las esencias que no quiere ni oír hablar de pactos con PNV y Vox. No obstante, Feijóo ha obtenido su quinta mayoría absoluta en unas elecciones en las que hasta el último de los gallegos se ha enterado de que el líder de los populares contempla la hipótesis del “indulto condicionado” para Puigdemont, siempre que rinda cuentas ante la justicia y que la reconciliación entre catalanes sea real, renunciando al Satanás de la unilateralidad. Después llegaron las rectificaciones, repitiendo la tónica habitual de un paso adelante y dos pasos hacia atrás, pero ahí va otro globo sonda de pacto “plurinacional” que bendice el camino andado.

Y es que la tormenta del indulto condicionado y las negociaciones secretas con Junts y ERC solo se han traducido en dos escaños menos para el PP. Así que habrá quien piense desde Génova 13 que mirar a los partidos nacionalistas, con quienes comparten modelo económico y social, no ha sido un mal negocio. Más aún, con las elecciones vascas y catalanas en el horizonte y un expresident Carles Puigdemont que, una vez amnistiado, sería susceptible de ser socio también de los populares.

¿Quién gana en Galicia? El PP, claro. Pero algunos como Esteban González Pons sonríen más que otros.