La vacuna española contra el Covid-19 recibirá la autorización para su comercialización. La todopoderosa farmacéutica catalana Hipra logrará así desbloquear la venta de un suero cuya luz verde por parte del la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) se ha demorado más de lo esperado. Finalmente, se prevé que el Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) dé su plácet en breve, poniendo fin a una especie de sainete sobre cuándo habría preparado patrio contra la infección que causa el insistente virus. 

Ahora que la escurridiza --por el portazo que dio a Barcelona-- Agencia europea permitirá su distribución, es un buen momento para lanzar cinco dudas al grupo sanitario con sede en Amer (Girona) que su también esquivo departamento de prensa podría tener a bien a responder, habida cuenta de la millonada que pasará ahora a valer la compañía. Un valor que, recordemos, hay que explicarlo en parte por las ayudas públicas. 

Estas son las dudas: 

1. ¿Han beneficiado las instituciones la vacuna de Hipra por encima de otros candidatos?

Es el rúnrun que se escucha en la industria farmacéutica habida cuenta de las ingentes ayudas públicas --que totalizan entre 11 y 21 millones de euros, según las fuentes-- que ha recibido el conglomerado gerundense pra desarrollar su avance. Un sector que a puerta cerrada y a veces, se confiesa "en shock por el descaro" de las Administraciones a la hora de "favorecer" a una compañía por, entre otros, "motivos políticos". No en vano, se cree que Hipra se ha congraciado con el Gobierno --y viceversa-- en parte porque representa la Cataluña posproceso independentista. "No hay mayor simbolismo que volcarse a ayudar a una empresa española situada en el pueblo natal del prófugo expresident Carles Puigdemont y, además, propiedad de una familia que compraba dulces en la pastelería familiar del huido". 

Ayudar a Hipra, más que un servicio a la salud pública, que seguro que también lo es, supone es colocar  una banderilla al desafío indepe en Cataluña en un lugar simbólico: el pueblo de nacimiento del ex jefe de Govern que lo pilotó. Teniendo en cuenta también que los Nogareda mantuvieron en el pasado una más que fría relación --o eso cuentan quienes les conocen-- con la Fundación Princesa de Girona por su ideología y ahora, dinero público mediante, habrían rotado posturas hacia el constitucionalismo. 

2. ¿De quién es realmente Hipra?

Se conoce que la antaño firma de veterinaria animal pertenece a la familia Nogareda, pero también se sabe que ha habido cambios en el consejo de administración. No obstante, no se conoce si estos representantes poseen paquetes accionariales, o qué porcentaje de la inmensa mayoría de los títulos los retienen los Nogareda.

En estos momentos y antes de que se active el gran contrato --que pagaremos entre todos-- de 250 millones de vacunas para toda la Unión Europea (UE), señores de Hipra, ¿de quién es la empresa? No es materia menor porque se ha calculado que de facturar cerca de los 350 millones de euros pasará a ingresar más de 2.000 millones. 

3. ¿Qué pasó con los anteriores tenedores de acciones?

Hipra, en sus inicios, solía beneficiar a los empleados con una política de reparto de paquetes de acciones. Según explican fuentes internas, los Nogareda hicieron una suerte de limpieza de los trabajadores mayores, por lo que el reparto se acabó, por lo que las participaciones sociales se concentraron, más si cabe, en la familia. Esta política, paulatina, ha terminado haciendo muy rica a la saga. 

4. ¿Por qué Hipra se zambulle en la sanidad humana?

Relacionado con la primera pregunta, plantearía al poster boy de la industria farmacéutica nacional la pregunta de por qué ha vasculado el grupo, que en sus inicios y durante buena parte de su trayectoria profesional estaba dedicado a la sanidad animal, a la sanidad humana. Máxime cuando otros grupos farma, como la colosal Novartis, están haciendo lo contrario: están adelgazando. 

Y cuando algunos de sus rivales se están especializando en sus cores, abandonando las ideas de diversificación que les habían recomendado las grandes consultoras, Hipra hace lo contrario: crece y abre una división de salud humana. ¿Será por perspectivas de negocio o porque es el niño mimado de la Administración? Porque desde el sector no se entiende: "Lo que se lleva por margen es la sanidad animal, la inmunología", enfatizan. 

5. ¿Valió la pena? 

Esta última cuestión tiene un punto banal, está claro y hay que admitirlo. Todo medicamento vale la pena porque o salvará vidas o mejorará la calidad de vida de las personas a las que se administre, es evidente. Pero visto lo visto, señores de Hipra, ¿valió la pena invertir ingentes cantidades de dinero público de todos y todas en una vacuna que finalmente será un mero recuerdo de las que ya existen? Que complementará a las que ya nos hemos inoculado prácticamente todos?

En resumidas cuentas, al consejo de Hipra y a su hermético equipo de comunicación: ¿hemos ayudado a pagar entre todos una contribución médico-científica ineludible de primer orden, una operación política o ambas cosas a la vez?