Las turbulencias meteorológicas del inicio de la primavera son el mejor reflejo del momento social actual. El enfado está en el aire y ha tomado el control de espacios que se han convertido en altavoces de los enfurecidos, como Twitter. Esta es la categoría donde mejor encajan el grueso de los usuarios activos de la red social que ha comprado Elon Musk. Este domingo analizamos con detalle la operación, lo que implica en el corto y el medio plazo.
“El mayor payaso del mundo compra el gran circo”, resumían con acidez cómicos estadounidenses. Más allá de la chanza, Musk ya ha avanzado que radicará Twitter en Texas, un territorio conocido por su fiscalidad ventajosa pero que también es mucho más laxo en otras cuestiones. Las alarmas sobre el nuevo reto que implica para la libertad de expresión que esta plaza pública quede en manos de un macro rico hace días que están activadas.
Todo ello, sin entrar en que los 42.000 millones de euros que destinará a la operación acabarían con la pobreza en algunos territorios del mundo. Se quedan cerca del hachazo que la inflación y la guerra de Ucrania han generado a las previsiones de crecimiento de España para el ejercicio en curso. Otro marcado por la crisis.
Este escenario no ha pasado desapercibido para la actual junta del Círculo de Economía, el lobby económico catalán que esta semana celebrará su tradicional reunión anual. Se trata del gran encuentro del empresariado catalán y, en esta ocasión, la alerta que ha lanzado no es precisamente menor: “La paz social pende de un hilo”. En el mundo, en Europa y también tanto en España como en Cataluña.
Es el caldo de cultivo ideal para los populismos y nacionalismos de todo signo. La democracia liberal que ha imperado en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial está en crisis, y España es el mejor ejemplo de que los dogmas se han hecho con el control de la política actual. Todos los partidos, los tradicionales y los recién llegados, han caído en la trampa de los bloques y el inmovilismo. Y eso solo tiene un perdedor: el ciudadano de a pie que entra en un círculo vicioso. El de la pérdida de confianza en la clase política y el apoyo creciente de formaciones populistas, nacionalistas o, directamente, de extrema derecha. Las únicas que son capaces de esgrimir un discurso que conecte con su realidad.
El Círculo de Economía pretende someter todas estas cuestiones a debate en unas jornadas en las que Javier Faus se despedirá de la presidencia. Con todo, los empresarios también llegarán a la reunión en el Hotel Vela sumidos en una pugna interna vinculada a las primeras elecciones que se celebrarán en la organización. Tendrán lugar el 12 de julio y, a pesar de los deseos del también fundador de Meridia Capital, las jornadas económicas serán en el escenario en el que los dos candidatos a sucederle, Rosa Cañadas y Jaume Guardiola, intentarán pescar apoyos de los 1.300 socios.
Desde el Círculo de Economía siempre se apuntó a que el sufrimiento de la institución vendría por la presión externa que esperaban de la llamada marea amarilla. El intento de la ANC, la entidad con una defensa del independentismo más radical, de presentarse a elecciones de todo tipo de organismos para convertir a patronales, organizaciones empresariales o profesionales, entre otras, en altavoz de su proyecto político. Al final, la realidad del lobby económico y empresarial ha sido distinta. ¿Zozobrará por las presiones internas derivadas de las elecciones?