Los guardianes de las esencias asumen un poder cada vez más importante en todas las capas de la sociedad. Han tomado el debate en redes sociales (que confunden en demasiadas ocasiones con la realidad), marcan la agenda política (cuyos responsables escriben con la vista puesta demasiado puesta en Twitter) e incluso te dicen cómo y qué debes consumir.
Un sindicalista contaba esta semana cómo tardaron años en aislar estos discursos en sus organizaciones. Relataba que, tras mucho trabajo, consiguieron que dejasen de presionar para ir a huelgas que se sabía de antemano que eran precipitadas y que no iban a conseguir nada positivo en el plano laboral, especialmente las sectoriales. Los zorrocotrocos, explicaba, forzaban paros pero, llegada la hora de la verdad, la de salir a la calle, las compañías a las que representaban no se solían sumar a las protestas. Porque una cosa es exigir cosas sobre el papel y otra, muy diferente, ejecutarlas. La eterna consigna del levantémonos, e id.
Esta realidad ha superado el ámbito laboral. Los mismos guardianes de las esencias a los que se consiguió aislar en los sindicatos han encontrado acomodo en la política. Y es que no solo en Cataluña se han impuesto los discursos maximalistas. El relato es blanco o negro. No hay zonas grises en un país que está inmerso en otra precampaña. Mayo de 2023 está cerca y, antes, los andaluces están llamados a las urnas.
Los gurús de la demoscopia aseguran que esos comicios serán el impulso definitivo para el PP de Alberto Núñez Feijóo, cuya puesta de largo como líder del partido tendrá lugar en unos comicios que le vienen de cara. Muy mal lo tienen que hacer los populares para no quedarse en San Telmo. Reeditar la presidencia de la Junta se explica como un subidón para las locales. Incluso en Cataluña, una plaza siempre compleja por la formación.
¿Qué puede fallar en medio año? Vistos los dos últimos ejercicios, puede pasar de todo. La economía será parte central del debate. Los efectos de la inflación son reales y pueden dar la puntilla a una clase media que sufre desde hace 15 años. Los conservadores proponen bajar impuestos como la receta a la actual recesión. ¿Es la mejor opción? Si partimos de la base de que la crisis que sufrimos nace del ahogo de la oferta, es la peor medicina posible. Más, cuando ya hay estrés en ambos lados de la balanza y en toda Europa.
Este domingo los franceses también irán a votar. Es la primera vuelta de unas elecciones presidenciales en las que la pérdida de poder adquisitivo de la población estará muy vinculada a la papeleta que acabe en la urna. Se ha escrito mucho de los retos que entrañan estos comicios. Se perfilan como los del triunfo de los zorrocotrocos.