El sector del libro afirma que se encuentra en un buen momento; apenas ha sufrido los devastadores efectos de la pandemia. Lástima que algunos libreros no estén a la altura de las circunstancias y se dediquen a dar la nota, a buscar publicidad gratuita.
Hace dos semanas, una librería de Barcelona anunció en Twitter que retiraba de su catálogo la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte, El italiano, después de que el autor, también académico de la RAE, comentase que el último James Bond de Daniel Craig era un personaje “moñas”: “¡No queremos machistas ni homófobos en nuestra librería!”.
¿Es machista u homófoba la palabra moñas? Pues depende del uso que se le dé, igual que sucede con un cuchillo: bien utilizado, sirve para cortar alimentos; mal utilizado, mata. Pero, si nos ceñimos a la definición de la RAE, un moñas es “una persona blandengue, sensiblera”, así como “un hombre afeminado”. Ni rastro de desprecio a ningún colectivo.
La jugada, si es que estaba planeada, no le salió bien a la librería, que no solo ha cerrado su cuenta de Twitter tras este bochornoso episodio, sino que ni siquiera tuvo repercusión en internet: las búsquedas de este negocio apenas crecieron en esas fechas. Cabe recordar que 130 vecinos avalaron un crédito en 2019 para salvar este pequeño comercio, que tenía un futuro más que incierto por los malos resultados.
Pero estas cosas no solo pasan en Barcelona. También ocurren en Madrid. Sin ir más lejos, una librería de la capital “especializada en literatura, ensayo, cuento infantil, cómic, ilustrado… feminista, no sexista y GSD & LGTBIAQ+” ha procedido a retirar las novelas de Carmen Mola tras descubrirse que, tras este seudónimo, se esconden no uno ni dos, sino ¡tres hombres! Y ha mostrado en sus redes sociales cómo ha empaquetado los libros y los ha devuelto a la editorial, para que nadie dude de su implicación en la causa.
La decisión es una campaña de márketing para su público (y poco más), pero en sí misma está llena de contradicciones. Si se supone que estamos en la era de la tolerancia, y de la visibilidad al colectivo LGTBIAQ+ (que tanto defiende la librería), entre otros, ¿por qué ir contra tres varones que se han cambiado de sexo? ¿Hubiera este negocio tomado tal medida si Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz, aun conservando sus atributos masculinos, se sintieran mujeres? No lo creo, pero puestos a abrir debates estériles...
De nada sirve estar rodeado de cultura y sabiduría si uno no se empapa de ellas. Parece mentira que en unas librerías se respire tanta ignorancia e intolerancia. Y no deja de ser un caso parecido al de internet: tenemos toda la información al alcance de la mano, pero estamos más desinformados que nunca. Curioso.
Aun así, hay que tener fe en la humanidad, que ante una desgracia como la erupción de un volcán tira de ingenio para mejorar la vida de los demás y que la especie siga evolucionando. Es el caso de la empresa Aerocamaras, que realiza un rescate pionero de cuatro perros rodeados por la lava en La Palma. Se trata de un sistema de captura y suelta de animales que funciona con drones y una red (y todavía no ha recibido críticas por ello).