El Institut Sobiranies es un espacio de reflexión recién creado para generar debate político sobre Cataluña desde la perspectiva de quienes están a la izquierda del PSOE y en el independentismo. Entre sus promotores figuran gentes del mundo de Barcelona en Comú --el de Ada Colau--, otros procedentes de la CUP, algunos cercanos a ERC y otros independientes. Tras ellos, como telón de fondo, el magnate y antiguo trotskista Jaume Roures.
Sus impulsores públicos, Xavier Domènech y Quim Arrufat, se han esforzado en desvincular el nacimiento de este chiringuito, como acertadamente lo ha denominado Lluís Rabell, de las próximas elecciones autonómicas. Aunque con poco éxito porque, como también ha dejado dicho el exlíder de Catalunya Sí Que Es Pot, en realidad es un intento de ensanchar el espacio electoral de los comunes para que puedan formar un Govern con ERC y el apoyo de la CUP: una Generalitat independentista ocupada por políticos no necesariamente vinculados a la herencia de Jordi Pujol.
En los primeros ensayos publicados por el Institut no se aprecia un gran interés por las cuestiones que teóricamente deberían preocupar a la izquierda, como el aprovechamiento de las ayudas europeas para salir de la crisis sin profundizar en las desigualdades sociales, cómo plantear la modificación o anulación de la reforma laboral o cómo construir un país más equitativo. Sin embargo, están muy preocupados por demostrar el fracaso del Estado de las autonomías, por cómo continuar lo que inició el procés, una vez se ha agotado. No aparecen inquietudes y propuestas sociales, sino que mantienen la matraca del nacionalismo, una palabra que no les gusta, pero que les viene como anillo al dedo.
De su manifiesto se desprende un profundo placer por haberse conocido: del 15M hacia aquí el mundo ha dado un vuelco jalonado por hitos como el 8M; un ciclo que se acaba y que lo han protagonizado las fuerzas que el Institut Sobiranies aspira a representar. Ni una palabra sobre la corrupción, la lucha contra el fraude fiscal o a favor de la transparencia en los negocios públicos. Cuestiones básicas en Cataluña y en el mundo nacionalista.
Pese a que han sido presentados en sociedad por la puerta grande, como un producto de marketing bien ideado, con los medios públicos catalanes a su servicio, casi por sorpresa, antes o después quienes forman su estado mayor –“consejo de redacción”-- deberán explicar algunas cosas. ¿Cómo ex altos cargos del Ayuntamiento de Barcelona que ha hecho negocios con Jaume Roures se integran ahora en su think tank? No es ya que algunos de sus contratos con el consistorio de Colau sean demasiado polémicos, como así ha sido, sino que resulta llamativa y poco transparente esta puerta giratoria entre el presupuesto municipal y el activismo político del mundo de los comunes.
Roures es muy libre de influir en la política, incluso de dedicarse a ella como hacen otros multimillonarios. Otra cosa es que el teniente del alcalde con más poder que ha tenido el consistorio de Barcelona hasta hace justo un año, Gerardo Pisarello, esté ahora en el chiringuito de ese gran proveedor municipal. En Cataluña nos hemos acostumbrado a cosas muy raras.