Barcelona y el ‘Gandía shore’
Un vídeo de una pareja en evidente estado de ebriedad que fornican en una estación de metro de Barcelona dio ayer la vuelta a la red de redes. El vídeo se conoció el mismo día que la alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, se vio forzada a suspender el pleno que debía aprobar los presupuestos municipales de 2016.
Coincidencia que el concejal del PP Alberto Fernández Díaz, político con conocido sentido del humor, usó para criticar a la alcaldesa por convertir Barcelona en un capítulo del garrulismo televisivo que se conoció a través del programa Gandía shore. Resulta que el Pisuerga pasaba por allí…
La ciudad no tiene un gobierno municipal estable. Colau está prisionera de la CUP a pesar de lograr sendos acuerdos con ERC (la nueva Convergència pactista y posibilista de antaño) y con el PSC. No ha sido suficiente y eso debiera llamar a la reflexión de la primer edil y de su estrecho colaborador Gerardo Pisarello (dicen que el verdadero alcalde en la sombra): sólo por la vía del diálogo puede gobernarse una ciudad tan compleja y poliédrica, incluso con mayorías. Imagínense, pues, en precario.
Lo curioso del caso es que el equipo de gobierno municipal, que tiene sólo 11 concejales, actúa como si hubiera recibido un voto masivo y gozara de una mayoría absoluta incontestable. En parte, con un revanchismo propio de algún participante del Gandía shore antes aludido.
La suspensión del pleno que debía aprobar las cuentas municipales de la corporación demuestra que pese a ser una ciudad con superávit en sus balances sólo resulta factible llevar a cabo las actuaciones sociales que dicen desear los representantes de esa izquierda gobernante por medio de política, transacción y pacto. Alguien debería advertir a Colau y Pisarello de que la vara de mando en la mano resulta insuficiente para gobernar. Y que las supuestas buenas intenciones, como el movimiento y el andar, se demuestran dejando claro que la nueva política no tiene los mismos atascos que la viejuna fauna que se quiere superar. Menos Gandía shore y más sentido común, en definitiva.