Pensamiento

Nos sobran profesionales de Peter Pan

28 enero, 2016 00:01

A Carles Puigdemont nadie le podrá acusar, como sí se le hacía a Artur Mas, de ser un converso, porque es un separatista de piedra picada, como sus paisanos cuentan. Nada que objetar.

Son nacionalistas neutros, en estado puro. Incluso con limpieza de sangre. Cataluña es todo. Nada sin ella

En la fragua de la JNC, de donde procede todos los frutos, salen con esa marca. Son clones: Josep Rull, Jordi Turull, Lluís Corominas, Felip Puig; los Oriol de la ITV salieron de ese horno. Esa vena patriótica la llevan en la sangre. Son las juventudes convergentes de pata negra. La obra predilecta del Régimen de Jordi Pujol.

Un común denominador de todos ellos es que confunden el deseo con la realidad. Son niños que han superado los cuarenta años, pero no sus deseos adolescentes. Esa pata negra, que en un cerdo es calidad, en ellos aún es verdor otoñal, fuera de tiempo.

La diferencia con los de ERC es que carecen de ese gen de izquierdas. Son nacionalistas neutros, en estado puro. Incluso con limpieza de sangre. Cataluña es todo. Nada sin ella. Están creados a imagen y semejanza de Pujol, también con sus defectos. Pero no tienen alguna de sus virtudes. La más destacada: no son pragmáticos.

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Existió un tan polifacético como raro escritor londinense con dos terceras partes de su cuerpo en el siglo XVIII y la tercera en el XIX, que repetía una frase a sus amigos: "Estimula tu imaginación hasta que alcance un estado de visión". Tenía cuatro años cuando gritó que había visto la cara de Dios en la ventana de su casa. Lo curioso es que no mentía.

Este tipo de visiones están descritas en la psiquiatría. No es una patología, sino que es una habilidad para proyectar en el mundo exterior imágenes de la mente. A algunos niños les pasa. Pierden esta facultad especial cuando se hacen adultos.

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La noche del 27S los nacionalistas, estilo Puigdemont, descorcharon una botella de cava de cualquier marca que no fuera Freixenet. El mismo ritual se repitió el 9N, con esa declaración de insumisión del Parlament para conseguir el apoyo de la CUP para la investidura del Mas advenedizo de los Arturos, y el domingo 10E, lo mismo que el 27S y el 9N.

Esta fiesta es un no parar que les va a volver tarumba. A este ritmo no vamos a tener fechas en el calendario para tanta celebración.

Cuando despierten de la fiesta del bye bye España la resaca será horribilis, porque la realidad nada tiene que ver con sus sueños (mis pesadillas), sino con esos espejos cóncavos o convexos que deforman la realidad hasta convertir la imagen que se ve en un patético esperpento entre triste y cómico; como cuando pierdes ese amor soñado queda la melancolía de haber perdido lo que creías tener a tocar con los dedos de la mano. La cara de Dios en la ventana de tu casa...

Es como si los separatistas se hubieran subido en tropel en el tren de la bruja de la feria

Es como si los separatistas se hubieran subido en tropel en el tren de la bruja de la feria. La bruja es un registrador de la propiedad de Pontevedra en excedencia que hace mucha gracia como vago con su barba rala en el programa de Polònia. Claro que esa gracia es temporal. Tiene fecha de caducidad. Llegará un momento en que los viajeros dejan de reír cansados de sus vueltas elípticas en esa locomotora con una velocidad de crucero aburridamente constante.

Como expliqué en mi carta del jueves ('Depende del hijo del pastelero de Amer'), el peligro de este viaje elíptico, que ya dura unos años, es que de la ilusión se pasa a la desilusión, al aburrimiento y luego a la frustración para los viajeros pacíficos, y lo peor: a la desesperación por el frustre para la ingenua parroquia de sangre caliente, los de la rauxa. Y esa sensación, los psicólogos lo saben bien, está a un solo paso de la violencia. Este es el peligro de este viaje a ningún sitio.

¿Cómo evitarlo? Vuelvo a William Blake, el innombrado escritor británico, que en un ataque de cordura y pragmatismo soltó: "Es preferible matar a un recién nacido en su cuna que amamantar deseos inútiles".

No hace falta que cuente lo que están acunando...

Nos faltan lecturas, y nos sobran profesionales de Peter Pan.