Manicomio catalán

Quico se queda corto

16 diciembre, 2015 00:00

Como la independencia de Cataluña está a la vuelta de la esquina, el gran Quico Homs se va a Madrid a negociar los últimos flecos de la desconexión, pero antes nos ha dejado un vídeo de su banda, Democràcia i Llibertat, para que celebremos la Navidad como Dios manda.

Consciente de que las cenas de empresa son un incordio al que la gente acude por obligación --¿quién tiene ganas de comer con unos compañeros de trabajo a los que se ve obligado a aguantar a diario?--, Quico nos explica cómo dotarlas de sentido patriótico a través de un concepto con el que los suyos están muy familiarizados: el mal rollo.

Quico nos explica cómo dotar a las cenas de empresa de sentido patriótico a través de un concepto con el que los suyos están muy familiarizados: el mal rollo

El vídeo es de dibujos animados y en él se nos urge a ejercer de patriotas entre bocado y bocado. Se trata de localizar a un indeciso electoral --o sea, uno de esos pusilánimes que no ven muy claro lo de la independencia--, sentarse a su lado y darle la brasa durante todo el papeo hasta que se rinda y te prometa votar a Democràcia i Llibertat (aunque solo sea para que le dejes comer tranquilo). El subtexto es que la patria es más importante que la vida social y que aunque le amargues la cena a alguien, da igual si a cambio le convences de que vote en la dirección adecuada.

Ya puestos, Quico y sus compadres podrían haber propuesto la extensión del campo de batalla a las comidas familiares, donde un poco de mal rollo patriótico también podría ser de utilidad. A fin de cuentas, ¿quién no tiene un pariente ligeramente botifler al que ofender y maltratar? ¿Y qué mejor momento para hacerlo que la cena de Nochebuena o los almuerzos de Navidad y San Esteban?

Ante un tema capital como la independencia de Cataluña, ¿para qué priorizar la armonía familiar sobre el sentimiento patriótico? Es mucho mejor generar una buena bronca entre canelón y canelón, y una vez bien pimplados, ya le podremos decir directamente al maldito botifler que es por culpa de cerdos españolistas como él que Cataluña no puede ver satisfechos sus anhelos de libertad.

Acabemos con la hipocresía navideña. Ya está bien de adoptar un perfil bajo con la familia y los compañeros de trabajo. Torturemos con nuestras obsesiones y chaladuras a quienes solo pretenden superar un trámite molesto de la forma más discreta posible. ¡No paremos hasta que se monte una buena tangana en cada oficina y cada hogar de nuestra querida patria!

Nunca pensé que Quico Homs pudiera ser la versión convergente del señor Scrooge: ¡Joder con el zampabollos de Taradell!